NADA HA SIDO MÍO


 

Nada ha sido mío.

 

Hay un sordo resplandor que late y me susurra que sólo un abrir de ojos ciegos es la vida.

 

Inspiro oxígeno y exhalo palabras. Un eco lejano me dice que la vida y la muerte son dos caras de la misma moneda.

 

Sólo la poesía ha podido hacerme entender que existe la grandeza humana y que en la oscuridad unos versos de Ricardo Lindo o de Borges pueden ser un consuelo y una luz.

 

Y en la travesía del dolor, una nave, con mágico resplandor y bautizada como música, me ha llevado a lejanos lugares donde la tristeza y la alegría, las lágrimas y la risa, se mezclan con el asombro y la belleza.

 

Nada ha sido mío. Sólo sostengo con amor y firmeza este báculo de escepticismo, como quien sostiene una bandera universal, pero eso sí, sin altanería; sólo con la convicción de que la inmortalidad no es más que una ilusión vana; y que la intolerancia y el racismo son los trajes de la ignorancia; y que la vida pasa con la brevedad de un suspiro y un parpadeo.

 

Nada ha sido mío, nada, a no ser la convicción de que la poesía vive en la música, y la música, en la poesía.

 

Escrito por

Óscar Perdomo León

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Fotografías en el collage: muchacha desnuda tomada por John McNairn. Las dos muchachas vestidas son autorretratos de Desireé Delgado. Las fotografías donde estoy tocando el bajo eléctrico, fueron tomadas por Saúl Phillips. La fotografía de Ricardo Lindo, tomada por Óscar Perdomo León.

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