EL BAILE DE LA VICTORIA, una película de Fernando Trueba.

La semana pasada vimos en DVD con mi esposa una película bellísima: “El baile de la Victoria”, dirigida por Fernando Trueba. Fue sacada a la luz en el año 2009 y está basada en la novela del mismo nombre, escrita por Antonio Skármeta. El guión fue co-escrito por Fernando Trueba, Jonás Trueba y Antonio Skármeta.

De entrada lo primero que me atrajo de la cinta fue su fotografía espectacular y muy bien cuidada. Hay muchas imágenes espléndidas.

Fernando Trueba ya me había capturado positivamente con su documental sobre Jazz Latino «Calle 54», un verdadero festín para los que amamos la combinación de música y cine, combinación que siempre se ha dado, es cierto, pero que es mejor si la actriz principal de la película es la música.

La trama de «El baile de la Victoria» es muy interesante y se desarrolla en el Chile post dictadura pinochetista. Trata sobre Vergara, un famoso ladrón experto en abrir cajas fuertes (rol interpretado por el argentino Ricardo Darín). Inicia la historia justo cuando el Presidente de Chile declara la libertad para todos los presos sin delitos de sangre y él -Vergara- sale de la cárcel, decidido a abandonar su vida fuera de la ley y recobrar el amor de su esposa y de su hijo. Sin embargo, al buscarlos se encuentra con que han cambiado de dirección y al hallarlos por fin enfrenta la frialdad de ambos, además su esposa vive con otro hombre y su hijo quiere quitarse el apellido «Vergara», todo lo cual le causa un fuerte golpe y una decepción.

Ángel, otro ex convicto que recién ha salido de la cárcel (interpretado por Abel Ayala) se le pega a Vergara, como una sombra, y, con una conducta entre admiración e insistencia trata de convencerlo para que efectúen un robo millonario. Vergara se la pasa casi toda la película negándose a dar el golpe que los haría  ricos y con lo cual podrían cumplir un par de sueños de tenían cada quien por su lado. A través del avance de la historia se va formando un lazo emocional entre Vergara y Ángel. Este personaje Ángel le da un toque muy especial a la historia, por su forma de ser, tan simpático y sugestivo «hablantín» (1), en cierta forma simple y sincero, con una inocencia de niño por momentos, fiel a la mujer que ama y con mucho sentido del humor.

El tercer personaje principal de la obra cinematográfica es Victoria (Miranda Bodenhöfer), una joven huérfana, que ha enmudecido desde su niñez, cuando en la época de la dictadura de Pinochet, sus padres son asesinados casi delante de ella. Vive en un orfanatorio del que más adelante escapa y es adoptada, de manera informal se podría decir, por un alma caritativa, casi filantrópica:  una maestra de baile que dirige una escuela de danza para chicas pobres (y en donde Victoria aprende a bailar ballet de una manera muy artística e impresionante).

Hay que decir que además  hay un par de personajes secundarios muy interesantes. Pero bien, si nos vamos por la médula de la historia, puedo decirles que Ángel y Victoria se enamoran; el alcaide de la prisión donde había estado Ángel contrata a un sicario para que lo asesine; Vergara se deprime un poco tras el rechazo de su familia. Y así varios sucesos se van enmarañando y encadenándose; pero el evento crucial de la historia es cuando Victoria hace su audición para ingresar en el grupo de ballet más prestigioso de Chile. Lo que ocurre ahí empuja a todos los personajes al clímax de la trama.

Todo lo que les he contado es el inicio de esta magnífica película en donde Trueba nos muestra sus dotes de director, sensible y lleno de emoción. No les contaré, por supuesto, como sigue y cómo culmina. Sólo les diré que, especialmente para los amantes de la danza, hay mucho de poesía en las imágenes de baile. Asimismo las secuencias de romance son tratadas con muy buen gusto. Y las actuaciones son verdaderamente magistrales. Me gustó mucho también como se solucionó cinematográficamente el final. Es un final sutil pero elevado con calidad y emoción.

De izq. a derecha: Ricardo Darín, Miranda Bodenhöfer, Abel Ayala y Fernado Trueba.

“El baile de la Victoria” es una de los mejores largometrajes que he visto. Totalmente recomendable.

Texto:

Óscar Perdomo León

(1) Hablantín: En El Salvador se le llama así, en un lenguaje coloquial,  a la persona que no para de hablar.
Fotografías extraídas de Google imágenes: http://www.google.com.sv/images?hl=es&q=el%20baile%20de%20la%20victoria&um=1&ie=UTF-8&source=og&sa=N&tab=wi&biw=1280&bih=699
Para los que quieran ver el avance que a su debido tiempo sacaron sobre «El baile de la Victoria», pueden seguir este enlace: http://www.youtube.com/watch?v=vi9l0fxbgas

MAMMA MIA, VI DANZA ESPECTÁCULO

El viernes 26 y el sábado 27 de junio de 2009 se llevó a cabo en el auditórium del Liceo Francés, en Santa Tecla, una muestra de baile, ejecutada por niñas y jóvenes estudiantes de Estudio Danza Humanum Tempore. El plato fuerte de la noche fue la presentación de la danza inspirada en la película MAMMA MIA, cuya música pertenece al grupo sueco ABBA.

Beatriz Andrea Perdomo Pacas
Yo me sentí muy orgulloso de que mi hija Beatriz Andrea formara parte de ese espectáculo. Me emocioné mucho al verla bailar. Yo no sé casi nada a cerca del arte de la danza; pero puedo decir que Beatriz estaba muy compenetrada con la coreografía; al mismo tiempo se le veía muy suelta y flexible. Su permanente sonrisa me hizo entender cuánto disfruta ella bailando.

Beatriz participó en “I have a dream” y “Honey honey”; coreografía de Estela Mena. Y en “Just dance…”; coreografía de Ruth Rivera.

Hubo una rica variedad de bailes. He aquí unas cuantas fotografías de algunos.

Las pequeñitas le pusieron el toque de inocencia al espectáculo

Las adolescentes le agregaron gracia al show
Las chicas que interpretaron las danzas del oriente intermedio bailaron bien coordinadas
y le dieron un poco de erotismo a la noche.


Laura María y Beatriz

 

Al finalizar el evento a Beatriz le dieron un premio por ser la mejor bailarina entusiasta en Ballet A y además un diploma de participación. Comprenderán entonces la felicidad que inundó a mi corazón.¡Bien hecho, Beatriz!

Texto y fotografías:
Óscar Perdomo León