Una performance es una especie de actuación teatral que se puede llevar a cabo en la calle u otros lugares y que busca causar sorpresa, asombro y reflexión en el público. Aunque conlleva un poquito de improvisación, en su planificación hay una búsqueda profunda de símbolos que resalten y expresen una idea filosófica o una denuncia social.
Para conmemorar la caída de tantos luchadores sociales en la guerra, que buscaban cambios positivos para nuestro país, la escritora (y ex miembro de los comandos urbanos de la guerrilla salvadoreña) Nora Méndez, ideó una performance muy interesante, la cual quiero compartir esta semana con ustedes.
La actividad se realizó el 11 de noviembre de 2014, fecha en que inició (en 1989) la «Ofensiva hasta el tope», en la cual la guerrilla penetró en San Salvador, para mostrar su fuerza y para presionar al gobierno salvadoreño para la reanudación del diálogo. Este año se han cumplido 25 años de esa acción armada.
Muchos fueron los caídos; entre los más recordados están los asesinados jesuitas de la Universidad Centroamericana UCA.
Para entender mejor esta performance, dejaré que la misma Nora, con sus palabras e imágenes, nos lo explique.
(Todas las fotografías y las palabras que siguen, han sido extraídas de la página de Facebook El color de la sangre no se olvida y del muro de Facebook de Nora Méndez.)
Óscar Perdomo León
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EL COLOR DE LA SANGRE NO SE OLVIDA. Performance.
«Esta es una ofensiva contra el olvido. ¡Estamos alzados en arte!»
11:11
«La fecha once de noviembre es numéricamente especial. Para los seguidores de las tendencias de la nueva era, significa sincronía espiritual, momento de desear, de pedir, de hacer realidad los sueños. La ofensiva guerrillera del 11 del 11 de 1989 tiene esa característica. La performance que armamos también, de una manera espontánea: 11 metros de tela, 11 involucrados, 11 del 11. Otros acontecimientos mundiales importantes que están relacionados con este número son: el cese de la segunda guerra mundial, el ataque a las torres gemelas de NY y la fecha del fin del mundo o cambio de era pronosticado por los Mayas.»
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«El soundtrack de nuestra performance: «Tanta sangre que se llevó el río… Yo vengo a ofrecer mi corazón», de Fito Páez.»
Centro histórico de San Salvador.
«La guerrillera, la fantasma porque nadie la ve, la loca que murió por amor y porque habla sola, en el Centro Histórico.»
Centro histórico de San Salvador.
Melissa Rodríguez.
«Melissa Rodríguez representó a todas las guerrilleras urbanas que murieron en 1989. Todas tenían entre 18 y 21 años, todas eran flacas y tenían un rostro angelical. Todas se casaron con la muerte.»
«Seda y botas guerrilleras. Es el look Prudencia Vanguardista (1) que le dimos a la imagen de la guerrilera urbana que murió en 1989.»
«Durante la performance El color de la sangre no se olvida, la modelo y actriz, Melissa, me dijo algo que me hizo reflexionar: «El día que la conocí, cuando presentaba su novela De seudónimo Clara, me di cuenta de algo cuando usted hablaba y lo hicieron sus compañeros comandos urbanos. Ustedes no son gente que yo haya visto en la tele y son muchos, muchos combatientes y gente que colaboraba así. Ustedes no lucharon por el poder, lucharon por el pueblo y porque querían en verdad cambiar las cosas». Y sí, yo creo que la gente que no está en el poder es la que sigue queriendo de verdad cambiar esta vida.»
Universidad de El Salvador.
«En la Universidad de El Salvador, escenario de persecución y muerte durante la guerra.»
Plaza Gerardo Barrios, en San Salvador.
«Como no hay Monumento a la Matria ni Monumento al Río de Sangre que construye esta patria, tocó inventarlo. ¡Helo aquí!»
Monumento dedicado a los mártires del 30 de julio, en la Universidad de El Salvador.
«Como tampoco hay Monumento a la Guerrillera Urbana caída en 1989, aquí está. Ese hoyo, como dijo un amigo, estaba esperando por mi vestido y su río de sangre.»
Nora Méndez, al centro.
«Viví mis momentos retro, sí. El primero fue en la manera en que planifiqué la performance. Di datos equivocados de dónde andaría y comenzaría para evitar que los de la OIE le pasaran el informe a sus jefecitos y me arruinaran la fiesta. Actué como en la ofensiva, me guardé todo para mí hasta el último momento y con la gente de verdad que quiso ayudarme. Luego, cuando salí del conversatorio ya algo tarde de la UES, y me subí al bus para la casa, volteé a ver quién se subía detrás de mi. «No -dije- ya no te van a seguir como antes… para eso están las redes sociales».»
Museo de la UCA.
«Lo que nos pasó en la UCA cuando hicimos la performance. Yo que entro y le digo a la actriz que se ponga al medio y aparece el Padre Jon Sobrino. Curioso veía y veía la cola y decía: «Yo que vestido así sólo he visto a un Cardenal, ¡y en Roma!».»
«La UCA nos recibió con los brazos abiertos. Nos invitaron a realizar de nuevo la acción en la conmemoración de los Mártires de la UCA que murieron a media Ofensiva en 1989.»
En el jardín de rosas de la UCA, lugar donde fueron encontrados la mayoría de cadáveres de los jesuitas, el 16 de noviembre de 1989.
Capilla de la UCA.
«No vi el pop up (2) del Padre Ellacuría, pero siempre que paso por la capillita de la UCA lo recuerdo. Yo me sentaba a los pies de uno de esos árboles con un libro de economía a estudiar, pero el padre Ellacuría no me creía y siempre que pasaba se paraba a verme, sin decir palabra, y me hacía una ronda para ver si en verdad leía o tenía el libro al revés. Ese Padre me encantaba, por todo lo que de él leía y porque una vez alguien me dijo que teníamos la misma mirada: pequeña y extraviada.»
«Hay otros pop ups de los padres jesuitas. A la salida me encontré con el padre Martín Baró, a quien conocí en una comunidad llamada «El Paraíso» que está cerca del Ricaldone. Era el aniversario no sé cuánto de la comunidad (tierra tomada a la fuerza pues la propiedad privada no da tregua sin dinero) y yo andaba con mi guitarra cantando, para amenizar el asunto. El Padre Nacho comenzó a hacerme bromas por mi forma de tocar el sombrero azul, pues se toca «charranganeado» y con fuerza. Lo que yo no sabía es que él también cantaba y tocaba la guitarra y lo hacía para que se la prestara Luego de un rato entendí y lo reté. Se armó un concierto muy bonito, con la voz dulce del cura.»
En la UCA.
«Amaneció el día con mi niña cantando y me fui corriendo a mi encuentro con las celebraciones de los mártires de la UCA.Ya les he contado que hasta hace 4 años recién conocí el lugar de la masacre? Sí, no me daban ganas de acercarme. Pero Elba Ramos me llamó una noche y mi amiga Suyapa me llevó otro día al recorrido, así, por casualidad. Hay unas plantitas cuyo tallo es rojo, como si se hubieran alimentado con su sangre, su amor, sus corazones. Es un lugar muy lindo, es un jardín.»
«El día de la performance en la UCA todo fue más íntimo. Una performance para los muertos, mis muertos de la UCA. Mientras Melissa yacía recostada en el pasto recordé que yo tengo otro gran muerto en esa tierra, se trata de Toño Dimas, que derramó su sangre entre los edificios de Ingeniería. Ahí estaba Toño también. Me fui bordeando esa parte de la Universidad para ver de lejos ese espacio, sólo verlo pero entré y puse el vestido sobre donde debió morir. A la salida, ya casi corriendo, no se qué me dió por comprar un mango verde y me sorprendió que nos reconocimos casi al mismo tiempo con la vendedora. ¿Qué se había? – me preguntó. ¿Verdad que no estaba en el país? Y ya le expliqué que sí y toda la cosa. – A mí quien me dijo que se había ido era aquel muchacho colochito que andaba con usted. Y otra vez el rostro de Toño Dimas apareció. Debo gritar, pensé, en el mismo lugar donde lo vi por última vez donde entonces él me gritaba que no me fuera en el bus, y grité: «Toño Dimas, el color de tu sangre no se me olvida».»
Palacio Nacional.
«El único lugar visitado donde tuvimos problemas fue en El Palacio Nacional, dependencia de la Secretaría de Arte y Cultura. Mientras hacíamos la performance y tomábamos fotos, yo dirigía entusiasmada a la actriz: «Pateá a Colón, patealo duro, con cólera», ahorcá a la Reina, arañale la cara, sacale los ojos», y ternuritas por el estilo, pues soy muy Felini y Tarantina. Y en eso que sale un tipejo de las entrañas del Palacio, gritándome que estaba profanando a la Reina… jajajajajajajajajajajajajajjaajaja… Y esta bestia piensa que son santos y esta es una iglesia – me dije- mientras el otro vociferaba que nos iban a decomisar la cámara. Me puse a pelear con él pues no tenía ninguna autoridad sobre nuestras cosas. «Esto es arte, ¿no entiende?», le insistí, y el muy bruto me gritó encima de la cara «No me importa». Así estamos con estos jefecitos de la Secultura; no tienen cultura, no entienden de arte y se creen dueños del patrimonio de todos los salvadoreños.»
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«Pintura roja, pluma roja, tela roja, patria roja, memoria roja, estadísticas rojas.»
«Una performance alegre y dolorosa.»
«Un río de sangre recorre San Salvador…»
EL COLOR DE LA SANGRE JAMÁS SE OLVIDA
Para quienes no puedan hacer correr el video en mi blog, pueden dar un clic en el siguiente enlace: El color de la sangre no se olvida.
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