Autorretrato de Leonardo da Vinci
Las biografías de los grandes hombres o mujeres que han hecho evolucionar a la humanidad siempre me han interesado. Y si hablamos de grandes, pues la verdad que Leonardo da Vinci ha sido uno de los más grandes. Era un hombre multifacético, genio en todo lo que hacía. No sólo fue pintor, escultor, músico, arquitecto, científico e inventor, sino también filósofo y humanista.
Me gustó mucho leer este libro porque sus 150 páginas están llenas de ilustraciones con dibujos, pinturas, bocetos, inventos, estudios de anatomía, etc., todas hechas por Leonardo. Era un hombre perfeccionista y fue quizás el representante más brillante de esa época iluminada de la humanidad conocida como Renacimiento.

Draga
«En medio de sus múltiples ocupaciones Leonardo halló tiempo para investigar sobre los problemas de la ingeniería civil. Sugirió las primeras casas prefabricadas y proyectos de planeamiento de ciudades. Otra idea en la que insistió varias veces fue la construcción de canales, esclusas y compuertas, con miras a hacer navegables los ríos. También trazó planos importantes para la creación de nuevos campos de cultivo mediante la desecación de pantanos, e inventó una draga (arriba) para extraer el barro. Una de sus más grandes ideas de ingeniería fue una ciudad imaginaria con pasos superpuestos (abajo). Sugiere una solución a los problemas del tráfico moderno…»
Ciudad imaginaria con pasos superpuestos
Leonardo era “hijo natural de Piero, notario del pueblo de Vinci, cercano a Florencia, del cual tomó el apellido su familia.” Nació Leonardo el año de 1452 y de niño se la pasaba explorando la campiña, con una ardiente curiosidad por conocerlo todo. En la escuela absorbía con rapidez todo lo que le enseñaban sus maestros.
Empezó a dibujar desde niño y además le gustaba coleccionar cosas que amontonaba en su habitación y de las cuales tomaba numerosos apuntes.
En una ocasión en que Piero fue a la ciudad de Florencia, llevó consigo los dibujos de su hijo y se los mostró a su amigo Andrea del Verrocchio, quien era uno de los mejores artistas de la ciudad, para saber su opinión. “Verrocchio se dio cuenta en seguida de que los dibujos de Leonardo contenían algo más que una mera promesa.” De tal manera que el joven Leonardo se trasladó a Florencia al taller de Verrocchio, para iniciar su aprendizaje ya más formal sobre las artes.
Este fue el inicio de su aprendizaje más formal de las técnicas en la pintura y la escultura. Y así, con el tiempo, Leonardo creó algunas de las obras más bellas y además conocidas por la humanidad, como La virgen de las rocas, La Mona Lisa y La Santa Cena.

La virgen de las rocas
«Leonardo pintó dos versiones de «La virgen de las rocas». La primera de ellas (arriba) terminada probablemente antes de que abandonara Florencia, se halla en el Museo del Louvre de París; la segunda, que al parecer era un retablo encargado por la cofradía de Milán, está en la National Gallery de Londres. Estos cuadros marcan una notable evolución en la historia del arte, pues contrariamente a los pintores anteriores que separaban las formas contorneándolas, Leonardo modelaba sus figuras solamente con luz y sombra. Esta técnica, llamada claroscuro, les daba un aspecto tridimencional. Agrupó también sus figuras en una pirámide, para que la mirada fuera atraída por el máximo punto de interés: la cabeza de la virgen. Leonardo creó y perfeccionó ambas técnicas, que se transformaron en leyes básicas para las generaciones de artistas posteriores.»
He aquí un fragmento de La Mona Lisa, su famosa pintura.
La Santa Cena (o conocida también como La Última Cena).
Este espacio es demasiado pequeño para contar todo lo que se dice en su biografía; pero me gustaría aquí reproducir algunos de los otros comentarios que hicieron algunas personas sobre Leonardo.
Giorgio Vasari, pintor, escultor e historiador de arte italiano, escribió en 1558: «La naturaleza lo dotó de tal modo que en todo aquello que emprendía su cerebro o su mente, demostraba armonía, vigor, vivacidad, excelencia, belleza y gracia incomparables. Su conocimiento del arte le impidió terminar muchas obras que había empezado, porque sentía que su mano no conseguiría realizar las perfectas creaciones de su imaginación…»
G.P. Lamazzo, historiador de arte italiano, escribió en 1590: «Gracias a este método (utilizando luz y sombra en sus pinturas) representó, en sus rostros maravillosos y en sus figuras, cuanto puede hacer la propia naturaleza. Y en esto fue superior a todos, pues se puede afirmar que la inteligencia de Leonardo era divina.»
Hippolyte Taine, filósofo de arte e historiador francés, escribió en 1897: «El mundo no ha conocido quizá ningún otro ejemplo de un genio tan universal, tan dotado de imaginación, insatisfecho, sediento de lo eterno, naturalmente sutil y adelantado a su propio siglo y a los posteriores. Sus figuras expresan un espíritu y una sensibilidad increíbles: rebosan pensamientos y sentimientos no expresados hasta entonces.»
Cloux. Esta fue la mansión que había asignado para vivir a Leonardo da Vinci, el rey Francisco I. Fotografía de Roger-Viollet.
Théophile Gautier, poeta y crítico francés, escribió en 1875: «Leonardo es el pintor por excelencia del misterio, de lo inefable y del crepúsculo; su pintura parece música en tono menor. Sus sombras son velos a través de los cuales deja una rendija, o bien los espesa para hacernos adivinar su secreto.»
La alcoba donde pasó sus últimos años Leonardo da Vinci. Fotografía de Pierre Jahan.
Sus últimos días, Leonardo los pasó en Francia, en los dominios del rey Francisco I, quien le había dado un lugar para vivir y le pagaba cierta cantidad de dinero al mes. Lo único que le pedía era que de vez en cuando tuvieran el placer de una conversación. Benvenuto Cellini, famoso órfebre, escribió: «No sé qué placer es mayor, si el del príncipe que halla a un hombre de acuerdo con su propio sentir, o el del artista que encuentra a un príncipe que le facilita los medios para llevar a cabo su obra.»
El 02 de mayo de 1519, Leonardo murió. Se dice que el rey Francisco I, al enterarse de la noticia, «lloró lleno de pesadumbre». Un amigo del genio Leonardo, Francisco de Melzi, escribió: «Fue para mí como el mejor de los padres… Perder un hombre como él es un perjuicio para todos, pues la naturaleza no puede producir otro semejante.»
Texto:
Óscar Perdomo León
Todas las citas, entre comillas, así como las fotografías, han sido tomadas del libro Leonardo da Vinci, publicado en 1968; excepto La Última Cena, extraída del blog La página de Juan.
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