Sabemos que Stephen Hawking fue uno de los más grandes científicos que ha existido. Y más admirable es que aun sufriendo de una grave enfermedad degenerativa, él no dejara de aportar al mundo de la ciencia y que escribiera varios libros.
«Historia del tiempo» es un libro verdaderamente fascinante.
Esta semana que acaba de pasar me he enterado de dos noticias que me han llenado de felicidad. La primera tiene que ver con la ciencia. Y la segunda, con la literatura.
Albert Einstein (14 de marzo de 1879 – 18 de abril de 1955), uno de los científicos más famosos del mundo, nacido en Alemania, nos dejó no sólo su contribución al universo de la ciencia, sino también su visión del mundo y de la vida.
De su visión hay puntos muy importantes que rescatar. Y creo que el principal de ellos es su convicción de que estamos en este planeta para tratar de ayudar a nuestros semejantes. Esta es una cuestión trascendental en un científico, que debería usar sus conocimientos para mejorar la calidad de vida, espiritual y material, de la especie humana. Ésto nos lleva a un territorio de la moral y la ética que debería acompañar a todo ser humano. Y esta cuestión, trascendental como es, se podría extrapolar a cualquier actividad que los hombres y las mujeres realicen, ya sean aquellos carpinteros, médicos, abogados; o aquellas escritoras, biólogas, vulcanólogas, etc.
Otro punto interesante de Einstein es su tono de humildad, que en realidad, combinada con sus extensos conocimientos de física, nos revela su personalidad gigante. Él era un genio que sabía que un hombre es como una diminuta, microscópica, arena del mar, en el vasto universo, con todos sus sistemas solares y todas sus galaxias. Además, no sólo sabía mucho, sino que tenía la bondad de compartir sus conocimientos.
Otros puntos que hay que destacar de su visión del mundo es su ateísmo y, por supuesto, su no creencia en la vida después de la muerte. Einstein en algunas ocasiones usó la palabra «dios» de una manera metafórica, para expresar su admiración hacia el universo que somos nosotros mismos y todo lo que nos rodea. Ésto causó confusión entre las personas. Pero en diferentes cartas que Einstein escribió, explicó claramente sus puntos de vista. He aquí tres fragmentos de algunas de esas cartas:
«Por supuesto era una mentira lo que se ha leído acerca de mis convicciones religiosas; una mentira que es repetida sistemáticamente. No creo en un dios personal y no lo he negado nunca sino que lo he expresado claramente. Si hay algo en mí que pueda ser llamado religioso es la ilimitada admiración por la estructura del mundo, hasta donde nuestra ciencia puede revelarla.» (1)
«La palabra dios para mí no es más que la expresión y producto de las debilidades humanas, la Biblia, una colección de honorables pero aún primitivas leyendas que sin embargo son bastante infantiles. Ninguna interpretación, sin importar cuán sutil sea, puede (para mí) cambiar esto…» (2)
«Nunca he hablado con un sacerdote jesuita en mi vida y estoy asombrado por la audacia de tales mentiras sobre mí. Desde el punto de vista de un sacerdote jesuita, soy, por supuesto, y he sido siempre un ateo.» (3)
Para terminar les dejo este interesante video en donde se ha recopilado en parte el pensamiento de Albert Einstein.
COMO VEO EL MUNDO. Albert Einstein.
(Subtítulos en español.)
Para quienes no puedan hacer correr el video aquí en mi blog, pueden dar un clic en este enlace: COMO VEO EL MUNDO.
Escrito por
Óscar Perdomo León
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(1)- Extraído del libro «Albert Einstein: su lado humano», que consta de varias cartas escritas por él.
(2)-Fragmento de la carta escrita por Albert Einstein al filósofo Eric Gutkind, del 3 de enero de 1954.
(3)-Fragmento de una carta de Albert Einstein, enviada a Guy H. Raner Jr, el 2 de julio de 1945, en respuesta a un rumor de que un sacerdote jesuita lo había convertido.