Normalmente publico en este blog cada martes, pero lo hago este día en domingo, como una excepción necesaria, pues hoy 3 de octubre de 2021 se cumplen dos años del fallecimiento de mi hija Beatriz. Esta publicación va dedicada su memoria.
Beatriz y yo escuchamos música juntos muchas veces. Y en ocasiones nos recomendábamos canciones. Bien recuerdo que una vez ella me invitó a escuchar Fix you (de Coldplay) y yo le mostré The gates of delirium (de Yes), y entonces las escuchamos juntos. (Ahora cuando vuelvo a escuchar Fix you me sorprende cómo su letra se relaciona tanto con lo que siento por Beatriz).
What is life (de George Harrison) me recuerda a Beatriz porque (además de que los dos amábamos a Harrison) ella bailaba como la niña que sale bailando en el video.
You really got a hold onme (de Smokey Robinson, pero en la versión de The Beatles) me la recuerda porque es la canción que ella y su hermana Laura se dedicaban mutuamente en plan de broma.
Hay muchas canciones que me recuerdan a la Bea, pero aquí abajo compartiré sólo las que he mencionado.
Por otro lado, incluyo al final de los videos, el poema «Caducidad», escrito por mi hija.
Beatriz Andrea Perdomo Pacas
(7 de noviembre de 1998 – 3 de octubre de 2019)
Beatriz, siempre en mi memoria, siempre en mi corazón.
Esta semana les comparto un escrito de Flavio Menjívar, amigo de mi hija Beatriz Andrea. Mi hija falleció el 03 de octubre de 2019 y Flavio escribe esto a un año de su muerte.
Qué buen retrato psicológico hizo Flavio de mi hija. Su escrito me parece muy conmovedor y divertido al mismo tiempo. Puedo escuchar la voz de la Bea en este diálogo.
Lo publico con el permiso de su autor.
***
HE VENIDO A VERTE A TU TUMBA
Escrito por Flavio Menjívar.
Émely Quintanilla, Flavio Menjívar y Nuryel Santos.
3 DE OCTUBRE DE 2020
—¿Qué tal ha ido todo?
—Bien. Un poco frío, un poco solo, pero bien.
—Lamento que no vengamos tan seguido, que tardemos tanto.
—Tranquilo: ustedes no tienen por qué venir a cada rato: yo estoy lejos y ustedes no pueden estar siempre cerca. Sé que es difícil. Sé que son ustedes los que pueden moverse y yo no; sin embargo, yo no paso haciendo mucho; ustedes sí.
—Supongo que sí. ¿Y qué es lo que solés hacer aquí?
—Pues todos los días escucho los pájaros que empiezan a revolotear desde bien temprano y que bajan a la UCA; veo todos los días los albores: es un espectáculo precioso. El mediodía es cuando más sola me siento, pero se pasa rápido; de vez en cuando viene uno que otro perrito callejero a jugar: a veces se acercan y los acaricio en la cabeza. Me gusta verlos corretear. Ya por la tarde los pajaritos vuelven de la UCA y presencio junto a ellos el crepúsculo. Después cae la noche. Generalmente tengo una hermosa vista de la luna: no me quejo. Luego de eso, todo vuelve a empezar.
—La vida es ciclo.
—Y la muerte.
—La vida y la muerte son ciclo.
—La vida y la muerte no son fin ni principio, sino cambio.
En estos tiempos, todos en el mundo tenemos problemas, unos más que otros, pero todos estamos afectados por los desajustes de una sociedad impactada por el Covid-19.
En mi caso, el tiempo no ha sido en vano desde el 2014 al 2020. Bastante agua ha pasado bajo este puente desde entonces, pero lo más intenso y desgarrador ha sido la muerte de Beatriz, mi hija menor.
El dolor de perder un hijo no se va nunca y uno sólo se acostumbra.
Yéndome más atrás en el tiempo, recuerdo que, cuando era niño, la diversión y la alegría eran los tatuajes evidentes que llevaba siempre en la mirada. Luego, cuando cumplí ocho años, mi padre murió y ya nada fue igual.
La música es una cosa que disminuye el dolor. Yo escucho a la Tijuana Brass, Pink Floyd, Joan Manuel Serrat, Electric Light Orchestra, Bach, Bill Evans, Morrissey, etc.
Sin embargo, hay algo más específico que he hecho en estos días de cuarentena: escribir un libro sobre Beatriz. Lo he titulado Tendré que hablarte.
Espero poder publicarlo en ambos formatos: digital y físico, y de esa manera rendir un homenaje a la memoria de Beatriz Andrea Perdomo Pacas.
Bueno, en medio de este aislamiento obligatorio, les dejo aquí abajo la versión que han hecho Jeff Beck y Johnny Deep de la canción Isolation, de John Lennon.
Isolation. Versión de Jeff Beck y Johnny Deep.
*
Por cierto, Roger Waters, de Pink Floyd, dijo en cierta ocasión que Isolation era una de sus canciones favoritas. La canción original apareció en el primer disco de Lennon (The Plastic Ono Band), ya separado de The Beatles. Participaron en esa grabación original Klauss Voormann en el bajo, Ringo Starr en la batería y John Lennon en piano, órgano, guitarra y voz.
Serán bienvenidos, a mirar este videoclip, todos aquellos que puedan superar su ansiedad de correr, se tomen su tiempo y dediquen entonces 10 minutos para escuchar la canción.
Muchas gracias a Karla González, Saúl Phillips, Arecio De León, Guillermo Echeverría, Laura María Perdomo Pacas y Mario Edgardo Romero Cárcamo, por colaborar ya sea participando en la grabación y/o proporcionando sus recomendaciones.
También, quiero incluir aquí las palabras que la cantante escribió en su cuenta de Facebook:
«Tuve la oportunidad de conocer a, Beatriz. ¡Una joven muy humilde e inteligente! Cantar esta canción que su padre compuso para ella, vivir cada palabra que ahí estaba escrita, me hizo empatizar y darme cuenta lo bella y fea que puede llegar a ser la vida, cuando de un momento para otro, las personas que amamos se nos pueden ir. El amor hacia un hijo es el más grande que puede existir. Gracias, Dr. Óscar Perdomo León, por hacerme parte de lo importante que es todo esto para usted y, por ende, también para mí.» 👌🎶
Esta semana les comparto unas fotos que me conmovieron: los amigos de la universidad de mi hija fueron a visitarla en el día del amor y la amistad.
Muchas gracias a Flavio, Nuryel, Émely y Guillermo por querer tanto a mi hija Beatriz.
Además, más abajo, al final de las fotos, les dejo un avance de la canción «Me acerco a vos», cantada por Karla González, con letra y música compuesta por este servidor de ustedes (y dedicada a mi hija Beatriz Andrea). Espero que pronto esté totalmente grabada.
Camino flotando en un mundo que no conozco. Hay verdes y azules por doquier. De golpe me veo sentado frente a ella. Estamos sentados a una distancia como de medio metro. Ella está de muy buen ánimo. Sonríe luminosa, mientras levanta una ceja y me mira, con ese su gesto tan lleno de amor propio.
Luego despierto dentro del sueño y sigo soñando, y me voy feliz, dentro del sueño mágico, a contarle todo a mi hermana Wendy. Ella -mi hermana- se muestra muy feliz. Y todo se desvanece.
Escribí la música y letra de «Fantasía Beatriziana» en el año 2014 e hice esta grabación casera, sin metrónomo. Los sonidos los grabé con una cámara de video y luego extraje los sonidos del video y los procesé con Adobe Audition 3.0 Usé también una pedalera de guitarra eléctrica.
En el video yo le estaba dando a Beatriz unas clases de manejo (y luego de eso recibió también clases en una escuela y sacó su licencia).
También hay unos fragmentos de un cortometraje de allá por el año 2006, llamado «La casa de Beatriz» (con un argumento ideado por los mismos tres niños que actúan en él), y del corto «Mi hermana», en donde Beatriz tenía 8 años de edad.
*
Música y letra:
Óscar Perdomo León.
Órgano y guitarra eléctrica:
Jonathan Cruz Salmerón.
Guitarra acústica, guitarra eléctrica (solo final), bajo eléctrico y voces:
Óscar Perdomo León.
*
Cada quien lleva su duelo como puede. Y yo he canalizado mi dolor recolectando recuerdos de Beatriz Andrea.
La muerte de un ser muy querido duele de verdad. Uno llora a mares y parece que después las lágrimas se nos acaban. Pero no. Las lágrimas vuelven en el momento menos esperado.
Me tomaron esa fotografía el día del sepelio de mi hija Beatriz. Quise sonreír y no pude. Uno llora también con la mirada.
He aprendido después de todo este mes de duelo que las únicas cosas que me han ayudado a sobrevivir, a seguir sintiéndome una persona cuerda y normal, son las siguientes:
1-Haber estado compartiendo mi tiempo con mi hija Laura María. Un día después del entierro de Beatriz, Laura María se vino conmigo a pasar un tiempo en mi hogar. Hicimos muchas actividades juntos: cocinábamos, comíamos, mirábamos películas, escuchábamos música, charlábamos, recordábamos a Bea y a veces, también, llorábamos el uno junto al otro.
2-Continuar trabajando. Abrí mi clínica un día después del sepelio. Dar consultas a mis pacientes me hace sentir una persona útil y de bien.
3-El apoyo de mi familia, de la mayor parte de ella, ha sido invaluable, pero especialmente el de mi hermana Wendy, el de mi mamá y el de mis primas.
4-Hablar con los amigos. Los amigos de verdad están con uno en las buenas y en las malas.
10-Me llenó de orgullo saber que hace unos días se publicó en la UCA una revista con los mejores ensayos escritos por los estudiantes de psicología; y entre los mejores 6 ensayos estaba el escrito por Beatriz, junto a sus compañeras Émely y Nuryel. Además uno de los catedráticos dijo que Beatriz llevaba las mejores notas.
12-Recolectar en mi blog personal cosas que guarden en mi memoria los recuerdos de Beatriz. Y de alguna manera homenajear su memoria.
13-Que me pregunten cómo estoy. Eso ayuda mucho. Permite que yo mire mi interior y me exprese. (Por el contrario, que me digan -aunque lo hagan con muy buenas intenciones- «Sé fuerte» o que me digan cómo debería sentirme, eso de verdad ayuda muy poco).
14-La empatía. Dejar de pensar por un momento en mi dolor y entender el dolor de otros, ha sido una de las mejores maneras de curar mi propio dolor.
.
Así que, mirándome hoy en el espejo, me doy cuenta que, a pesar del dolor, he aprendido que soy afortunado y soy más fuerte de lo que creía ser.
Escrito por
Óscar Perdomo León.
*
Parte de la familia el día del sepelio de Beatriz, el 04 de octubre de 2019.
Me seguís doliendo, sincera, triste y nostálgica, es una canción original de este servidor de ustedes e interpretada, de una manera magnífica, por la voz de Mily Echeverría. Los arreglos de Arecio de León son exquisitos.
Sólo se entiende que escribí esta canción pensando en mi hija Beatriz, si se ve el video. Pero si la escuchan con los ojos cerrados, se darán cuenta que es una letra abierta, en donde la pérdida de un familiar puede referirse aquí a un padre, un tío, un hermano, una hija, etc.
Este martes quiero compartir algunas canciones que están fuertemente ligadas en mi mente hacia el recuerdo de mi hija Beatriz.
La primera es «Los mejores», una canción cantada por Pedro Guerra e Ismael Serrano, y que me fue enviada cariñosamente por Mariana Guardado (quien además escribió unas palabras para Beatriz y las cuales incluyo aquí al final de esta publicación).
Mi corazón se mezcla con esta música y con los recuerdos de mi querida hija Beatriz Andrea Perdomo Pacas.
*
Hace unos años, cuando Beatriz tenía aproximadamente 10 años de edad, regresábamos en mi carro del puerto de La Libertad y ella venía muy feliz y con mucho ánimo, y empezó a cantar la canción Rolling in the deep, de Adele, y me sorprendió que se pudiera toda la letra, y me sentí muy feliz de verla tan feliz cantando.
*
A Beatriz le gustaban bastante The Beatles y escuchábamos juntos su música cuando nos veíamos.
Cuando mi hija estaba ingresaba en la Unidad de Cuidados Intensivos, un día antes de que falleciera, saqué mi teléfono y lo acerqué a su oído derecho y puse la canción Here comes the sun.
Hay días en que uno despierta con una canción sonando en la cabeza y la anda escuchando durante todo el día. Espero que Here comes the sun haya seguido sonando en su cabeza y que al morir se haya ido escuchándola.
*
Cuando Shakira vino a El Salvador por primera vez, la fuimos a ver al estadio Mágico González. Desde sus primeros discos, desde por el Pies descalzos hasta ahí por el Laundry service, Beatriz, que era fanática de su música. Y la recuerdo feliz, emocionada, gritando, cantando las canciones de Shakira. Al día siguiente de ese concierto cumplió 8 años de edad. Seguir leyendo «MÚSICA PARA BEATRIZ ANDREA y LAS PALABRAS DE MARIANA SOLEDAD»→
Esta semana presento en mi blog un poema de Giselle Duchesne.
Poema dedicado a la niña Beatriz Andrea Perdomo Pacas, quien partió muy temprano, pero su espíritu quedará para siempre.
“Mi dolor tiene cara de rosa,
de primavera personal que ha venido cantando.”
Roque Dalton
MI DOLOR
Mi dolor es un pozo mudo
Mi dolor es la alegría hecha escombros
una niña angustiada mirándome
un globo de helio alejándose
como peces en el mar sin fondo
escamas en el alma
Mi dolor es como una ola desgarrada en el mar rocoso
la rosa desangrada
espinas que me desvelan
Oh mi dolor es un muro de hiedras
un bosque lluvioso
una luciérnaga viajando
emigrando
como un capullo encendido
en la multitud
Mi dolor resplandece
*
Escrito por Giselle Duchesne.
Giselle Duchesne, nació en Puerto Rico y vivió unos años en Canadá. Estudió en la Universidad de Puerto Rico. Hace 27 años que vive en Estados Unidos con su familia, en Washington, distrito de Columbia.
Tendré que hablarte
con palabras que no sé cómo usar,
con el lenguaje de las musas y la trova,
con el idioma de las alas
y los cantos,
cubierto con la espuma de los mares
y bajo un manto
beatriciano y lírico,
entonces tal vez
alcancés a escuchar mi voz quebrada,
mi voz que es una lágrima rota
rodando en aquella mañana amarga en Máxima Urgencia
en que tomé tu mano
(que me hablaba de mil cosas ininteligibles)
y vi por última vez
tus ojos
abiertos y conscientes.
Me acerco a vos,
contradictorio y triste,
bajo la sombra
de este que soy,
este otro que soy y que no era antes
de tu partida.
Me acerco a tu recuerdo
y te hablo,
aun cuando estoy al tanto
de que este diálogo con vos
no es más que
un aciago soliloquio.
Pero me acerco a tu oído
de poeta,
a tu sonrisa sincera,
a tus selfies de soñadora,
para decirte
¡cuánto te extraño!
II
¿Tenías que irte tan pronto?
No fue por tu voluntad, sin duda.
La naturaleza terrible
(y absurda ante mis ojos de padre)
esa mano implacable e indiferente
a nuestros deseos,
y que está
más allá del bien y el mal,
te arrancó sin piedad
el último aliento.
Y después de eso,
como un buitre negro
agitando sus alas,
una sombra vino a posarse
sobre mis ojos.
Mas en lugar de maldecir
tu prematuro viaje hacia la Nada,
agradezco el privilegio
de haber navegado en el mar
de tu sonrisa,
reconozco agradecido el haber sido testigo
de tu voz inteligente,
doy gracias por haber escuchado el rumor
de tu mirada incisiva,
esa que leía y descubría
a las personas tras sus máscaras,
esa mirada beatle
que todo lo entendía.
No me despido de vos
con un «para siempre»,
porque tengo la esperanza certera
de que vendrás a visitarme
un día de estos,
cuando yo,
venciendo al necio insomnio,
cierre mis ojos en la noche.
Y te veré.
Te abrazaré y te besaré la frente.
Estoy seguro,
hija linda,
de que te encontraré a vos,
más temprano que tarde,
bella y luminosa,
en un misterioso sueño.
HOMENAJE A BEATRIZ ANDREA PERDOMO PACAS
(07 de nov. 1998 – 03 oct. 2019)
❤️
Cuando nos fuimos a la playa de San Diego a filmar las tomas para el video oficial de la canción Álgido, de eso hace ya un año, Beatriz nos acompañó. Y recuerdo que anduvo bien contenta.
ÁLGIDO.
Escribí la música y la letra de la canción Álgido hace un año, más o menos. Fue grabada por la voz de Mily Echeverria.
La canción, de principio a fin, la hice para Beatriz.
El tributo audiovisual que verán a continuación en honor a mi hija incluye la susodicha canción, y ha sido preparado gracias a Laura María Perdomo Pacas, quien me ayudó en la edición de este video, también es gracias a las amigas de Beatriz y a Jose Enrique Rosales, quienes recolectaron y nos compartieron algunas de la fotos que aparecen aquí.
El poema que les presentaré esta semana está lleno de belleza literaria y de un contenido profundo y meditativo, escrito por la mismísima Beatriz, y el cual me proporcionó su novio hace apenas unos días, mientras ella aún estaba viva e inconsciente en la Unidad de Cuidados Intensivos.
Yo no sabía que Beatriz escribiera poesía. Me sentí asombrado y conmovido al enterarme. Ella era bastante reservada. La poesía en general tiene la característica de ser íntima y de desnudar el corazón de quien la escribe. Pero el contenido del poema, aunque es íntimo, también toca una fibra universal.
El mensaje en el poema de mi hija es poderoso y es hermoso porque en ningún momento se pone ella en la posición de víctima, por el contrario, enfrenta los hechos y una luminosa empatía abre vuelo en sus palabras: la preocupación de ella es acerca del probable sufrimiento de la persona que quedaría viva y hay un comunicado destinado a reconfortarnos. En este poema hay palabras de valentía. En verdad su mensaje es de amor cristalino.
Es bien probable que este poema mi hija aún lo estuviera trabajando, puliéndolo: El poema no tiene título y al parecer le falta una estrofa o una idea de inicio, porque lo que leerán a continuación empieza con un «pero».
Sospecho que no sea este poema el único que ella haya escrito.
Para efectos de identificación, yo me tomaré la libertad de titularlo «Caducidad».
NOTA. Este poema lo publiqué en mi muro de Facebook antes que en mi blog y fue compartido numerosas veces y hubo una gran cantidad de comentarios. Aunque no podré incluir todos esos comentarios, colocaré al menos algunos.