DESDE UN BARRANCO HASTA CIELO

DESDE UN BARRANCO HASTA CIELO.

Escrito por

Óscar Perdomo León.

I

La última vez que lo vi con vida fue durante la tarde del 23 de diciembre de 2022. Estaba delgado, muy agotado y respirando con dificultad, por eso platicamos muy poco. Era una escena desconsoladora. Había sido desahuciado en el hospital del Seguro Social, por un cáncer de tiroides con metástasis masivas hacia ambos pulmones, y lo habían enviado al hospitalito de la Divina Providencia.

El día siguiente era la celebración de la Navidad y mi hermana y yo le dijimos que iríamos a traer a mi mamá a Atiquizaya para poder estar todos juntos el 24.

                ̶ ¿Y ahora qué me van a dar de tratamiento?  ̶ me preguntó, con cierta esperanza. La respuesta no era sencilla, tomando en cuenta que soy médico.

Contuve las lágrimas y no pude responderle nada. Sólo lo abracé. Aunque en verdad con mi silencio le respondí todo.

Pero no estoy escribiendo esto para contarles sobre nuestra vida de adultos, con sus dolores, sus dificultades y sus significativas pérdidas; en realidad estoy escribiendo esto para rescatar un tesoro, una perla perdida; escribo para traer al presente la época de la inocencia y la despreocupación, esa estación llena de un torrente de brillo que nadie podrá arrancar nunca de mi corazón: nuestra niñez.

II

Muchas cosas se han quedado perdidas en el olvido. Por eso pienso a veces que, si no tengo la capacidad de recordar muchas cosas propiamente mías, mucho menos voy a poder recordar cosas de la niñez de otra persona; sin embargo, la otra persona de la cual quiero hablarles no es cualquier desconocido; por el contrario, esa persona era un ser muy especial para mí y su vida siempre estuvo y estará adherida a la mía: mi hermano Mario Roberto.

Además, pienso que no se trata sólo de enumerar un sin fin de recuerdos infinitos, sino de rememorar unos cuantos que sean representativos de aquella época.

Bueno, es cierto que no tengo clara toda mi niñez, pero con seguridad la mayoría de personas tampoco. Miro hacia mi pasado y veo que está lleno de neblina. “La mente es porosa para el olvido”, escribió Borges. Y sin embargo, hay eventos de mi vida infantil que son como relámpagos que alumbran y suenan con fuerza en mis evocaciones. Trataré de traer a estas páginas algunos de esos relámpagos.

III

Quizás uno de las cosas que recuerdo con más certeza es que durante algunos años de nuestra niñez fuimos muy, pero muy felices.  Era ese tipo de felicidad inocente y explosiva. Uno de esos destellos intensos fue la Navidad de 1971; mi mamá y mi papá pusieron una música muy bonita y nos gritaron que ya era hora de abrir los regalos. No fue nada fuera de serie, pero para Mario y para mí fue un instante que, aunque magnificado por nuestra ingenuidad e idealismo, fue un momento que siempre recordábamos como mágico.

Pero no nos adelantemos.

La primera memoria que tengo de ese ser tan especial (o, para decirlo de otra manera, la primera vez que lo vi) él estaba dormido en una cuna grande y celeste, y tendría unos 9 meses de edad. Fue en 1968. Yo en cambio tendría unos tres años y medio más o menos, y para esa época yo tenía un carácter muy inquieto y recuerdo que no soportaba verlo dormir, porque se la pasaba, como es lógico a su edad, con los ojos cerrados todo el día. Así que recuerdo que yo puse mis manos en el colchón de la cuna y me incliné para alcanzar a verlo. Había una paz inherente a él. Parecía muy tranquilo, como un angelito sin maldad −¡y en verdad lo era!−. Ya de grande también fue así, dotado con una facilidad inmensa para dormir. Lo más particular de él, cuando lo vi, era su color de piel, tenía un tono muy blanco, tirándole a la palidez y que yo lo relacionaba con la yuca. Recuerdo que mecí la cuna con mucha fuerza y él se despertó, más que asustado, sorprendido, y me miró por unos segundos. Y luego se volvió a dormir. Entonces repetí el sabotaje de su sueño dos o tres veces más, y él, sin reclamar o llorar, sólo se despertaba, me miraba y se volvía a dormir. Hasta que mi mamá entró y me sacó del dormitorio.

Fotografía: Rosa Noemí León de Perdomo y Óscar Alfredo Perdomo Escobar.

IV

Ese niño tan bonito, tan chelito y tan tranquilo, era mi hermano Mario Roberto Perdomo León. Aunque en la alcaldía fue asentado un 6 de junio, en realidad nació un 5 de junio de 1967, en Atiquizaya, Ahuachapán.

Los años sesenta y el principio de los años setenta fueron una época maravillosa para nosotros dos. En esos días dimos rienda suelta a nuestra fantasía pueril. Jugábamos de una y mil cosas, con juguetes o sin juguetes, con todo y con nada, con cualquier cosa que tuviéramos al alcance, porque lo único que necesitábamos era nuestra imaginación.

V

Mi papá hacía poquito que nos había comprado un televisor en blanco y negro, frente al cual nos sentábamos por horas y horas. Ese televisor estaba conectado a una antena vertical y larga que estaba instalada en el techo de la casa; a veces tenía que venir un señor trabajador para que se subiera al techo y arreglara la posición de la antena, de tal manera que la imagen de la televisión se viera más nítida.

El señor que llegaba con frecuencia a arreglar esa antena se llamaba Simeón Albanés y era conocido cariñosamente como Moncho. Pues con respecto a esto, tengo bien presente que Mario Roberto y yo lo veíamos a él casi como un héroe, porque para nuestros ojos infantiles él tenía la habilidad de subirse al techo, a ese techo tan alto que nosotros veíamos inalcanzable. Por eso a veces con la imaginación nos subíamos al techo, y jugábamos a ser Moncho.

Por las tardes, en la hora en que ya había salido de la escuela, yo me prendía de las viejas películas gringas, ya dobladas al español, de los años cuarenta y cincuenta. Y Mario siempre me andaba rondando, como casi todos los hermanos menores hacen con sus respectivos hermanos mayores.

Mi papá también había comprado un tocadiscos, a través del cual Waldo de los Ríos o Billy Vaughn nos despertaban los domingos. Mi papá era un melómano insaciable y gracias a él tuvimos nuestro primer contacto con la música. Yo era un niño de 6 años de edad y mi hermano de 3; a los dos nos gustaba escuchar música.

VI

Mario Roberto era de una manera peculiar muy distraído, pero esa distracción que nosotros veíamos eran en realidad la imaginación y la curiosidad revoloteando en su cabeza; recuerdo que siempre desarmaba los juguetes que nos compraban.

Cuando nos mandaban a lavarnos las manos para ir a comer, él se quedaba varios minutos distraído jugando con el agua. Mi mamá se molestaba y lo tenía que llamar varias veces para que llegara a comer. Hoy nos reímos de ese recuerdo.

VII

A principios de 1972 mi papá se compró una grabadora con cassette y tuvo la idea de grabar las voces de toda la familia. Gracias a eso es que tenemos la voz de mi hermano grabada en un cassette (que luego yo la pase a digital). En esas grabaciones se escucha hablar a Mario Roberto  con una voz muy infantil e inocente, con dificultades cómicas para pronunciar la letra r, que desencadenaba la ternura y la sonrisa de quien lo escuchara.

VIII

Nosotros vivíamos en Atiquizaya y mi papá trabajaba en Ahuachapán. En una ocasión mientras mi papá se despedía de mi mamá para irse a trabajar, Mario Roberto, de unos 5 años de edad, se subió a escondidas en el carro. Mi papá manejó hasta Turín cuando de pronto escuchó una vocecita:

−¿Y aquí por dónde vamos?

Mi papá alcanzó a ver a Mario en el asiento trasero y se sorprendió, aunque también le causó gracia la travesura. Tuvo que regresar a la casa a dejarlo. Unas semanas después, Mario iba a subirse nuevamente a escondidas al carro, pero esta vez lo atraparon in fraganti.

Esta siempre ha sido una anécdota infaltable cuando recordamos a Mario Roberto.

IX

Bueno, ya me acerco casi al final de mis palabras, por lo que no puedo dejar de mencionar algo muy importante, algo que caracterizaba a Mario Roberto: nunca vi en sus intenciones o en sus acciones un asomo de maldad. Hay personas que nacen ya con los genes de la maldad incorporados; por el contrario, Mario Roberto nació con el don de la bondad. Nunca había en él segundas intenciones ocultas o hipócritas. Siempre fue así, de niño y de adulto. Mario Roberto era una persona cristalina, muy sincera y honesta.

X

Ya casi para terminar mi relato, les contaré un par de últimos recuerdos felices de nuestra infancia.

En noviembre de 1972 Mario y yo estábamos jugando con un neumático de carro en el patio de nuestra casa, cuando escuchamos que abrían la puerta principal: eran mi papá y mi mamá que regresaban del hospital de Santa Ana, en donde había nacido nuestra hermana Wendy.

Corrimos desde el patio a recibirlos y mi papá, que traía en sus brazos a nuestra hermanita, se agachó para que pudiéramos verla de cerca. Mario y yo estábamos, al mismo tiempo, asombrados y felices. Era la personita más bonita que habíamos visto en nuestras vidas.

Mario y yo fuimos testigos de cómo mi papá cargaba en sus brazos a nuestra hermana y le cantaba canciones.

En una ocasión mi mamá dejó en la cama a Wendy, de unos tres meses de edad, y nos dijo que la cuidáramos mientras ella iba a la cocina a traer algo. Nosotros estábamos comiendo pan con azúcar y accidentalmente derramamos sobre la cabeza de nuestra hermana un poco de azúcar. Mi mamá se enojó mucho. Hoy, al recordar ese accidente o imprudencia, se ha vuelto otra de esas anécdotas de las cuales nos reímos en las pláticas de sobremesa.

Fotografía: Wendy Perdomo.

XI

Me despido ya, pero antes de irme les diré que en esas grabaciones que hizo mi papá se encuentran a muchas personas hablando y cantando, mas quiero transcribirles algo en particular: en uno de sus fragmentos se escucha a mi papá dialogar con Mario Roberto, a manera de juego:

                ̶ Ni me quiere.

                ̶ Como no  ̶ contesta Mario Roberto.

                ̶ Poquito  ̶ dice mi papá.

                ̶ No, bastante.

                ̶ ¿Cuánto?

                ̶ ¡Desde un barranco hasta el cielo!

*

Mario Roberto, mi papá y yo.

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Agosto de 2023.

El Salvador en la América Central.

Ingeniero MARIO ROBERTO PERDOMO LEÓN

(Atiquizaya, 5 de junio de 1967 / San Salvador, 24 de diciembre de 2022)

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DESDE UN BARRANCO HASTA EL CIELO

(Las voces originales)

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NOSTALGIA POR ATIQUIZAYA

NOSTALGIA POR ATIQUIZAYA fue compuesta para el cortometraje «RODOLFO GÓCHEZ, escuchando al poeta», en el año 2011.

Esta vez les traigo a mi blog esta música sencilla, breve, pero hecha con amor, que me trae muchos recuerdos de mi ciudad natal.

El video lo he hecho con fotos de mi hija Laura María.

Atiquizaya es un municipio del distrito homónimo, del departamento de Ahuachapán, El Salvador. Tiene una extensión de 66,64 km² y cuenta con una población de 33,579 habitantes estimados para el año 2013. Se encuentra a 599 m s. n. m.

Obtuvo el título de Villa el 19 de febrero de 1859 (164 años). Posteriormente, durante la administración del doctor Rafael Zaldívar, y por Ley de 24 de enero de 1881 (142 años), se concedió el título de ciudad a la villa de Atiquizaya.

Limita al norte con San Lorenzo al sur con Ahuachapán, al oeste con Ahuachapán y Turín y al este con El Refugio y Chalchuapa. Es una de las principales ciudades del departamento de Ahuachapán.

Si no podés hacer correr el video acá en mi blog, entonces sólo dale un clic AQUÍ.

Compuesta por: Óscar Perdomo León.

Arreglos musicales: Arecio De León.

Guitarras acústicas: Arecio De León y Óscar Perdomo León.

Guitarra Eléctrica: Óscar Perdomo León.

Teclados: Arecio De León.

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VIERNES 3 AM. Serú Girán cover

«Viernes 3 AM» es una canción de Serú Girán compuesta por Charly García, incluida en el álbum La grasa de las capitales de 1979.

Le preguntaron a Luis A. Spinetta cuáles temas de Charly le hubiera gustado escribir, y nombró varios. De pronto hizo una pausa y mencionó con gran admiración «Viernes 3 AM». El periodista repreguntó «¿Te hubiera gustado escribir ese tema?» y Spinetta contestó: «No sólo a mí, a Lennon y a McCartney les hubiera gustado escribirlo».

Charly García reinterpretó la canción en muchos recitales, pero en la versión Unplugged registrada para MTV «Hello! MTV Unplugged» (1995) se le olvidó la letra.

NOTA. Este cover fue grabado con dos teléfonos celulares.

Si no podés hacer correr el video acá en mi blog, entonces sólo dale un clic AQUÍ.

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EL VARÓN DOMADO. «¿Qué es el amor?»

Extraído del canal de YouTube el caminante de Schopenhauer, les dejo aquí un fragmento del capítulo «¿Qué es el amor?», del libro El varón domado (de Esther Vilar), leído por ElObser_Vador.

Si el video no lo pueden hacer correr acá en mi blog, lo pueden ver dando un clic AQUÍ.

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UN AÑO SIN BEATRIZ ANDREA

Esta semana quiero dedicar mi blog a la memoria de mi hija Beatriz Andrea Perdomo Pacas (7 de noviembre de 1998 – 3 de octubre de 2019).

Les dejo aquí un cortometraje actuado por Beatriz Andrea y por mi otra hija, Laura María Perdomo Pacas.

NOTA. Cuando filmé este corto, en el año 2006, lo hice con una cámara muy sencilla, así que la imagen es de poca calidad.

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MI LINDA BEATRIZ

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Esta fotografía, en donde estoy con mi hija Beatriz, es una de mis favoritas. Aquí ella era una pequeña niña, pero recuerdo que siempre fue muy adelantada intelectualmente para su edad.

Todos tendremos un final algún día. Y Beatriz Andrea Perdomo Pacas se nos ha ido prematuramente a la edad de 20 años. ¡Se me murió mi niña!

Durante su vida nos hizo muy felices con su amor, su sagacidad, sus charlas inteligentes, y sus ocurrencias inesperadas y graciosas.♥️

Acepto su partida inevitable, irreversible, pero -¡puta mierda!- cómo duele esto.

Alguien dijo por ahí que no existe el infierno y estoy de acuerdo con esa persona, no existe ni el cielo ni el infierno. Pero este dolor que tengo en mi corazón y en mi mente es verdaderamente un infierno.

Bea querida:
Me consuela saber que ya no estás sufriendo. Siempre estarás en mi corazón y en mis recuerdos, hija linda.

Óscar Perdomo León

RECOMIENDO CANCIONES (Segunda parte) Videos

Continúo esta semana con 5 canciones más que vale la pena ser escuchadas.

6-ÁNGEL PARA UN FINAL, de Silvio Rodríguez, del álbum Tríptico, de 1984.

Acostumbrado yo a escuchar canciones “de amor” en la radio, oír de pronto allá en los años ´80 algo como Ángel para un final fue para mí muy refrescante. La canción es en sí una gran metáfora del amor, quizás del amor a primera vista; aunque también se le puede dar la interpretación de que se trata de una ruptura amorosa. Pero a mí, desde la primera vez que la escuché, me pareció que el silencio del que habla Silvio es ese que hace que dos enamorados en un momento especial no necesiten hablarse, porque son suficientes las miradas (seguidas seguramente de un abrazo y un beso), porque con el silencio también se pueden decir muchas cosas bellas. Me inclino por la interpretación de que la canción trata del amor a primera vista. Seguir leyendo «RECOMIENDO CANCIONES (Segunda parte) Videos»

SOMETHING. Cover en bajo. Una canción de Los Beatles

Paul McCartney y George Harrison

«Something» es una canción del álbum «Abbey road», de Los Beatles, escrita y cantada por George Harrison.

Fue también el primer sencillo de Los Beatles que fue incluido en un álbum. Something era el lado A y en el lado B estaba «Come together», y vio la luz un 30 de octubre de 1969.

Es interesante también decir que «Something» la empezó a componer Harrison en un piano, durante la grabación del «Álbum blanco», en 1968. Y que luego se la dio a Joe Cocker, quien la grabó un año antes de que la grabaran Los Beatles.

Se cree que George hizo la canción pensando en la que era su esposa en ese entonces: Pattie Boyd, que por cierto aparece junto a él y los otros Beatles (y sus parejas sentimentales) en un  video de la canción. También se cree que Harrison pudo haber tomado la primera frase de una canción de James Taylor que se llamaba «Something in the way she moves».

Pattie Boyd

Pattie y George.

Seguir leyendo «SOMETHING. Cover en bajo. Una canción de Los Beatles»

SU ROSTRO SIEMPRE ESTUVO AHÍ

Lago de Ilopango 1

Ahora que lo he perdido

puedo ver en todas partes

las facies del amor.

Estuvo siempre ahí,  constante

y presente,

con su rostro inconfundible, pero vedado

para mis pupilas primitivas.

Su rostro estuvo en una

y en muchas mujeres.

Y en todas, como en la misteriosa, la efímera rosa,

en sus bocas

estaban presentes y camufladas

la espina y la sonrisa.

Ahora que he perdido a mi amor

me duele el recuerdo de las sonrisas

y de la piel me brota y gotea un líquido rojo y espeso:

las espinas me rayan profundo,

hasta la dermis,

para que la cicatriz se forme

como una memoria tangible,

como una prueba irrefutable del beso

y el amor

perdidos para siempre.

Y sin embargo,

abro los brazos al futuro

y recibo los nuevos ojos

y la nueva boca

(sensual como un pétalo)

para que retocen junto a mi rostro

que aún brilla

de esperanza.

***

Escrito por

Óscar Perdomo León

HE DICHO. Cortometraje documental sobre Rafael Mendoza Mayora

Los invito a mirar este pequeño video que hicimos, mi esposa y yo, con mucho entusiasmo y cariño, referente al poeta salvadoreño Rafael Mendoza Mayora (1943), alguien cuya literatura nos conmovió desde la primera vez que la leímos. Aunque 30 minutos son muy pocos para conocer a alguien, hemos tratado de mostrar al hombre, así como al poeta, su voz y algunos de sus pensamientos…

Podrán experimentar por momentos, además, una cierta dosis de intimidad, que creemos sabrán apreciar algunos.

Sin más preámbulos los dejamos con el corto HE DICHO.

Para quienes no puedan ver el video aquí en nuestro blog, lo pueden hacer aquí.

O también lo pueden ver en Vimeo.

Para quienes no puedan ver el video aquí en nuestro blog, lo pueden hacer acá.

OOO

Un documental de
ÉRIKA VALENCIA-PERDOMO
y ÓSCAR PERDOMO LEÓN.
*
HE DICHO  es un documental que toma el nombre de la Antología poética del salvadoreño RAFAEL MENDOZA MAYORA.
*
 Voces y guitarras interpretadas por
ÓSCAR PERDOMO LEÓN.
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Música compuesta por
ÓSCAR PERDOMO LEÓN;
excepto “Esos locos bajitos” y “Aquellas pequeñas cosas” (de JOAN MANUEL SERRAT).
*
Agradecimientos sinceros para
RAFAEL MENDOZA, el viejo.
ZELMIRA LÓPEZ CAÑAS.
ARECIO DE LEÓN.
DANILO COLINDRES.
JENIFFER CAMPOS.
*
Caricaturas de la entrada gracias a
POWTOON.
*
Una producción de
LA ESQUINA DE ÉRIKA Y ÓSCAR
y
ÁRBOLESDEFUEGO.

Texto y fotografías:

Óscar Perdomo León

OOO

 El Salvador, en América Central.
2013.
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FOTOGRAFIAR EL ARTE. La luz y la sombra. | LA CASA DE ÓSCAR PERDOMO LEÓN

A MI MANERA

(Hay un misterioso y sereno  placer en ver cómo la otra persona disfruta verdaderamente de una relación sexual. Y es un sistema totalmente complementario:    una persona se entrega  deliberadamente al placer y la otra se llena de determinación para hacerla feliz; y luego los papeles se invierten. A veces las vías corren en ambos sentidos.  Es la naturaleza humana. Es la sabiduría de la naturaleza.)

(No hay nada más placentero que caminar besando las colinas y los valles más estrogénicos, sentir el perfume de la piel, no importando el color, la tonalidad, sólo reconociendo la diferencia entre una y otra y disfrutándo. Cada piel, como ya es sabido, tiene un aroma peculiar.

Sentir cómo se humedece de placer una hembra, es haber vivido felizmente la lluvia, es haber explorado el complejo universo y hurgado, al mismo tiempo, la  simplicidad de un cabello. Saber que una mujer voluntariamente se deja poseer físicamente sin reparos y ser uno el afortunado que toca y saborea, es algo que las palabras apenas pueden explicar…)

Luego de unos minutos, Gabriela me besó la boca de una manera tan sensual que me erizó el cuerpo; me besó el cuello y los ojos y me abrazó  como si quisiera hacerse una conmigo.

Me miró breve y fijamente a los ojos; en sus pupilas pude ver el deseo y sus perversas y deliciosas intenciones. Entonces bajó hasta ahí, hasta mi centro, y jugó con él, con las manos y la boca; su mirada deliciosamente concupiscente en ocasiones se cruzaba con la mía y parecía que mil palabras de amor en silencio se cruzaban entre nosotros, las palabras se elevaban sigzagueantes y explotaban en mil colores sobre nuestra cama.

Me besó ahí con su lengua y sus labios, con la líbido encendida; me acarició y lamió como sólo sabe hacerlo una verdadera mujer…   No tuve más remedio que alcanzar la cima dentro de su boca. Sentí como se descargaba toda la tensión acumulada y en mi cerebro hubo un goce tan largo como inusual. ¡Y ella lo disfrutó como yo nunca lo había visto antes!:  se tragó mi líquido placer y luego me puso ahí, con ternura, su mejilla, y me sonrió con la mirada de Eros…  había en sus ojos  como una necesidad de que eso no acabara, como si me pidiera que lo repitiéramos una y otra vez; parecía una esplendorosa y exuberante diosa poseída por la lujuria…      Era bella y femenina y yo la amaba…

A mi manera…

Texto y fotografía:

Óscar Perdomo León

Dibujo de la portada del libro: María Gracia Araujo Romagoza.
Texto extraído de DIARIO PROHIBIDO (Spanish Edition): Óscar Perdomo León: Amazon.com: Kindle Store

ACROSS THE UNIVERSE. Una película de Julie Taymor

Gracias a mi hermana Wendy, tuve hace poco la oportunidad de mirar la película «Across the universe» (2007), un musical escrito por Dick Clement e Ian La Frenais y dirigido por Julie Taymor, quien ha ganado ya en dos ocasiones el Tony y ha sido nominada al Oscar.

Lo primero que tendría que decir es que el largometraje es toda una alegoría, empezando por el nombre mismo del film, que es el de una canción de Lennon que se encuentra en el álbum «Let it be», así como el nombre de los personajes o algunas de las frases de los diálogos de los personajes, son símbolos de canciones de Los Beatles y también un homenaje de la época y de los artistas de los ´60.

Los que vean este largo disfrutarán de muchas cosas: como del amor platónico y lésbico de Prudence (mientras canta «I want to hold your hand», del álbum «Meet the Beatles!»); el logo de la discográfica de Sadie, diseñada por Jude, que es una fresa (mientras suena  al fondo la canción Strawberry fields forever) en tanto el logo de Los Beatles era una manzana; el poster de Brigitte Bardot en la habitación donde cantan «With a Little help from my friends», del álbum «Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band»; escuchar Let it be (del álbum del mismo nombre) en una escena de un funeral, con un estilo un poco góspel, un poco soul, es una verdadera maravilla; descubrirán que la madre de Jude se llama Martha (como la canción «Martha my dear», del «White Album») o su ex novia se llama Molly (como la chica de la que habla McCartney en «Ob-La-Di, Ob-La-Da»), etc.

Lo segundo que tendría que decir (y de una manera casi obligatoria) es que no me canso nunca de escuchar la música de los Cuatro Fabulosos de Liverpool, por lo que encontrar un musical de este tipo me vino como anillo al dedo. Y bueno, son aproximadamente 32 canciones de Los Beatles que se cantan y tocan con nuevas versiones. Pero no sólo en lo auditivo es una delicia esta película, también en lo visual nos ofrece mucho. La fotografía, para mi gusto, es muy buena. Además, en ciertas partes los trucos visuales están muy bien hechos. Y no puedo dejar de mencionar que la película está muy bien dirigida.

El inicio es atrayente: Jude (Jim Sturgess), sentado sobre la playa, canta un fragmento de «Girl» (del álbum «Rubber soul» ); con un arreglo lento y orquestado y con una voz bastante agradable, se nos hace ver de entrada que es un musical al cual estamos ingresando.

Todo inicia con salida de Jude de su natal Inglaterra hacia Estados Unidos, en busca de su desaparecido padre. Al llegar allá conoce a Lucy (Evan Rachel Wood), de quien se enamora. Y en medio de los disturbios y protestas antibélicas de los años ´60, van conociendo a otros personajes que cantan, como Maxwell «Max» (Joe Anderson), Sadie (Dana Fuchs), Jojo (Martin Luther McCoy y quien inevitablemente nos recuerda con su aspecto y su guitarra a Jimi Hendrix) y Prudence (Teresa Victoria Carpio).

Es interesante también encontrarse entre los personajes de la historia a actores y cantantes conocidos como Joe Cocker, Bono y Salma Hayek, entre otros.

Me gustó la forma en cómo se estableció de entrada la procedencia social y el país de origen de los dos principales personajes, con el fondo de la canción «Hold me tight» (del álbum «With The Beatles»). Aparece ella cantando y bailando en un salón muy elegante y lo contraponen con Jude bailando en el ahora famoso club nocturno «La Caverna».

Otra cosa interesante de la película son sus pocas pero muy originales coreografías, como la que se ve en la canción «Come together», del álbum «Abbey road» (cantada magistralmente por Joe Cocker y haciendo tres papeles, el de un vagabundo, un proxeneta y un hippie) o la que se ve en «I want you», del mismo álbum.

El final no podía ser mejor: cantando en la azotea de un edificio, como en el concierto final de Los Beatles en el techo del Abbey road.

Ver y escuchar esta película es muy recomendable. He aquí el avance de la película:

Across The Universe – Trailer

He aquí un fragmento de la película:

Across the Universe – Happiness is a Warm Gun

Texto:

Óscar Perdomo León