
ME ACERCO A VOS
I
Tendré que hablarte
con palabras que no sé cómo usar,
con el lenguaje de las musas y la trova,
con el idioma de las alas
y los cantos,
cubierto con la espuma de los mares
y bajo un manto
beatriciano y lírico,
entonces tal vez
alcancés a escuchar mi voz quebrada,
mi voz que es una lágrima rota
rodando en aquella mañana amarga en Máxima Urgencia
en que tomé tu mano
(que me hablaba de mil cosas ininteligibles)
y vi por última vez
tus ojos
abiertos y conscientes.
Me acerco a vos,
contradictorio y triste,
bajo la sombra
de este que soy,
este otro que soy y que no era antes
de tu partida.
Me acerco a tu recuerdo
y te hablo,
aun cuando estoy al tanto
de que este diálogo con vos
no es más que
un aciago soliloquio.
Pero me acerco a tu oído
de poeta,
a tu sonrisa sincera,
a tus selfies de soñadora,
para decirte
¡cuánto te extraño!
II
¿Tenías que irte tan pronto?
No fue por tu voluntad, sin duda.
La naturaleza terrible
(y absurda ante mis ojos de padre)
esa mano implacable e indiferente
a nuestros deseos,
y que está
más allá del bien y el mal,
te arrancó sin piedad
el último aliento.
Y después de eso,
como un buitre negro
agitando sus alas,
una sombra vino a posarse
sobre mis ojos.
Mas en lugar de maldecir
tu prematuro viaje hacia la Nada,
agradezco el privilegio
de haber navegado en el mar
de tu sonrisa,
reconozco agradecido el haber sido testigo
de tu voz inteligente,
doy gracias por haber escuchado el rumor
de tu mirada incisiva,
esa que leía y descubría
a las personas tras sus máscaras,
esa mirada beatle
que todo lo entendía.
No me despido de vos
con un «para siempre»,
porque tengo la esperanza certera
de que vendrás a visitarme
un día de estos,
cuando yo,
venciendo al necio insomnio,
cierre mis ojos en la noche.
Y te veré.
Te abrazaré y te besaré la frente.
Estoy seguro,
hija linda,
de que te encontraré a vos,
más temprano que tarde,
bella y luminosa,
en un misterioso sueño.
*
Escrito por
Óscar Perdomo León.

*

***
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