LOS VERSOS DEL CAPITÁN, de PABLO NERUDA.


Leer poemas de amor, cuando no son empalagosos, es una delicia a la que no me puedo negar nunca. Y uno de los más claros ejemplos de este tipo de poesía es el magistral poemario “Los versos del Capitán”, escrito por Pablo Neruda (1904-1973).

Tengo entendido que la primera edición de este libro vio la luz por primera vez en 1952 y se presentaba escrita por un autor anónimo; pero además el poemario venía precedido por una interesante carta adjudicada a una tal Rosario de la Cerda, quien atribuía los poemas a su amado, quien los había dedicado a ella. He aquí un fragmento de la susodicha carta:

“Tengo todos los originales de estos versos. Están escritos en los sitios más diversos, como trenes, aviones, cafés y en pequeños papelitos extraños en los que no hay casi correcciones.

“Muchos de estos papeles por arrugados y cortados son casi ilegibles, pero creo que he logrado descifrarlos.

“Mi persona no tiene importancia, pero soy la protagonista de este libro y eso me hace estar orgullosa y satisfecha de mi vida.

“Este amor, este gran amor, nació un agosto de un año cualquiera, en mis giras que hacía como artista, por los pueblos de la frontera franco española.

“Él venía de la guerra de España. No venía vencido. Era del partido de Pasionaria, estaba lleno de ilusiones y de esperanzas para su pequeño y lejano país, en Centro América. Siento no poder dar su nombre. Nunca he sabido cuál era el verdadero, si Martínez, Ramírez o Sánchez. Yo lo llamo simplemente mi Capitán y éste es el nombre que quiero conservar en este libro.”

Se dice que los seguidores fieles de Neruda reconocieron inmediatamente su voz en aquellos poemas anónimos y finalmente, en 1963, Pablo Neruda agregó una breve explicación al libro, la cual decía:

“Mucho se discutió el anonimato de este libro. Lo que yo discutía en mi interior mientras tanto, era si debía o no sacarlo de su origen íntimo: revelar su progenitura era desnudar la intimidad de su nacimiento. Y no me parecía que tal acción fuera leal a los arrebatos de amor y furia, al clima desconsolado y ardiente del destierro que le dio nacimiento.

“Por otra parte pienso que todos los libros debieran ser anónimos. Pero entre quitar a todos los míos mi nombre o entregarlo al más misterioso, cedí, por fin, aunque sin muchas ganas.

“¿Que por qué guardó su misterio por tanto tiempo? Por nada y por todo, por lo de aquí y lo de más allá, por alegrías impropias, por sufrimientos ajenos. Cuando Paolo Ricci, compañero luminoso, lo imprimió por primera vez en Nápoles en 1952 pensamos que aquellos escasos ejemplares que él cuidó y preparó con excelencia, desaparecerían sin dejar huellas en las arenas del sur.

“No ha sido así. Y la vida que reclamó su estallido secreto hoy me lo impone como presencia del inconmovible amor.

“Entrego, pues, este libro sin explicarlo más, como si fuera mío y no lo fuera: basta con que pudiera andar solo por el mundo y crecer por su cuenta. Ahora que lo reconozco espero que su sangre furiosa me reconocerá también.”

Les presento aquí dos de los poemas que más me gustan de este libro.

EL INCONSTANTE

Los ojos se me fueron

detrás de una morena que pasó.

Era de nácar negro,

era de uvas moradas,

y me azotó la sangre

con su cola de fuego.

Detrás de todas

me voy.

Pasó una clara rubia

como una planta de oro

balanceando sus dones.

Y mi boca se fue

como una ola

descargando en su pecho

relámpagos de sangre.

Detrás de todas

me voy.

Pero a ti, sin moverme,

sin verte, tú distante,

van mi sangre y mis besos,

morena y clara mía,

alta y pequeña mía,

ancha y delgada mía,

mi fea, mi hermosura,

hecha de todo el oro

y de toda la plata,

hecha de todo el trigo

y de toda la tierra,

hecha de toda el agua

de las olas marinas,

hecha para mis brazos,

hecha para mis besos,

hecha para mi alma.

EL INSECTO

De tus caderas a tus pies

quiero hacer un largo viaje.

Soy más pequeño que un insecto.

Voy por estas colinas,

son de color de avena,

tienen delgadas huellas

que sólo yo conozco,

centímetros quemados,

pálidas perspectivas.

Aquí hay una montaña.

No saldré nunca de ella.

¡Oh qué musgo gigante!

Y un cráter, una rosa

de fuego humedecido!

Por tus piernas desciendo

hilando una espiral

o durmiendo en el viaje

y llego a tus rodillas

de redonda dureza

como a las cimas duras

de un claro continente.

¡Hacia tus pies resbalo,

a las ocho aberturas,

de tus dedos agudos,

lentos, peninsulares,

y de ellos al vacío

de la sábana blanca

caigo, buscando ciego

y hambriento tu contorno

de vasija quemante!

Dicen que la poesía es la música de las palabras. Para mí la poesía es un fino instrumento para expresar con ritmo nuestros más recónditos sentimientos. Es mejor leerla en la intimidad y en silencio (o es como me gusta hacerlo a mí).

La versión de “Los versos de capitán” que yo tengo es una vieja edición de la Biblioteca clásica y contemporánea de Losada.

Pablo Neruda es el maestro de la poesía por excelencia del siglo XX y uno de mis favoritos cuando busco ese lenguaje breve pero profundo.

Texto:

Óscar Perdomo León

Las imágenes de Pablo Neruda fueron extraídas de:

http://nancyimperiale.files.wordpress.com/2009/09/neruda.jpg

http://cobalus.files.wordpress.com/2009/12/pablo_neruda.gif

http://katilifox.files.wordpress.com/2008/10/pablo-neruda.jpg

El texto completo de LOS VERSOS DEL CAPITÁN lo pueden hallar siguiendo este enlace: http://www.ciudadseva.com/textos/poesia/capitan.htm

4 respuestas a “LOS VERSOS DEL CAPITÁN, de PABLO NERUDA.

  1. Gracias por compartir este poema de Nerura, es uno de mis favoritos tambien desde que en el colegio me obligaron a leer 20 poemas de maor y una canción desesperada. Sin embargo no lei mas de él, hasta ahora. Saludos

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  2. Neruda tiene muchos libros. Sus memorias póstumas también son bien interesantes. Publicó además un poemario histórico-político muy intenso y profundo que se llama «El canto general».

    Gracias Jonathan por visitar LA CASA.

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