Confieso sin remordimientos que…
Amo el sabor del café negro y de la cerveza fuerte; también me encantan los labios suaves de esa mujer.
Odio las armas de fuego, sencillas o sofisticadas, porque sólo sirven para producir viudas y huérfanos.
Me gusta ver cómo me persigue con la mirada, el individuo de la foto, cuando la persona ha sido fotografiada mirando directamente al lente.
Odio el sonido estridente que ensucia mis oídos, especialmente el de las motocicletas.
Me gusta verme sobrevivir a todas y cada una de las pérdidas sucesivas, navajas que con dolo y alevosía me han rebanado el corazón.
Odio saber que moriré un día sin ver a mis hijas caminando y platicando, viejitas y bellas.
Amo las risas de Laura María y Beatriz. Y cuando sueño con sus ojos, me despierto con una sonrisa.
Me gusta de vez en cuando –¡oh, laico pecado!- comerme las pupusas con cubiertos.
Escrito por
Óscar Perdomo León
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Saludos y muy emotivo, buen final pupusas con cubiertos jajajaja 🙂
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Jajajaja Muchas gracias, Vanessa.
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Que bonito poema a sus hijas, tierno y amoroso
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Muchas gracias.
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