A esta hora del día, es probable que un dragón de Komodo esté devorando a un venado que aún respira. O tal vez un leopardo está clavando sus filosos colmillos en la garganta de un babuino adolescente.
A esta hora quizás un psicópata le dispara en la cabeza a una joven inocente. O un grupo de seis leonas se unen para atacar a un búfalo africano.
A esta hora una mantis religiosa hembra copula apasionadamente con su macho, y simultáneamente le mastica y engulle la cabeza.
A esta hora muchos sacerdotes pedófilos están manoseando niños, que son estudiantes o monaguillos. Y en Ciudad del Vaticano se maquina sórdidamente las formas «legales» de ocultar y proteger a esos sacerdotes.
A esta hora un hombre alcoholizado golpea con furia a su mujer, hasta matarla frente a sus hijos, porque la comida no está lista a tiempo.
A esta hora, en algún lado del mundo, una mujer, con sus deliciosos encantos, manipula la mente de su novio, para que asesine a alguien que la incomoda.
A esta hora una hermosa, pero débil mariposa, que yace deshidratada sobre el suelo cálido del verano, agoniza, mientras es devorada viva por un ejército de hormigas.
A esta hora del día, un cáncer agazapado y silencioso, ha activado la cuenta regresiva del reloj de la sonrisa ingenua de una niña de tres años.
A esta bella hora del día, un hombre o una mujer, que trabajaron incansable y fielmente por muchos años para una empresa comercial, serán despedidos sin indemnización.
A esta hora, que es la hora de cada día, un juez acepta el soborno de un ladrón o un asesino.
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Escrito por
Óscar Perdomo León.
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Pintura:
«El grito», de Edvard Munch (1863-1944).
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