EL SUFRIMIENTO EN LA NATURALEZA (2 de 3)


La primera parte de este artículo de opinión la pueden ver dando un clic AQUÍ.

En la primera parte de este artículo hablamos sobre cómo los depredadores en la naturaleza, en muchas ocasiones, devoran a su presa cuando ésta aún está viva.

Si yo creyera en Dios, a mí se me ocurría esta pregunta filosófico-religiosa.  ¿A Dios, en un grandeza y benevolencia, no se le pudo ocurrir alguna cosa para que las presas no fueran devoradas vivas y así evitarles ese terrible sufrimiento?

Pienso que es una pregunta profunda, válida y brutalmente honesta. En el fondo, es una versión del problema del mal, uno de los dilemas más antiguos y poderosos de la teología y la filosofía:

Si Dios es omnisciente (todo lo sabe), omnipotente (todo lo puede) y omnibenevolente (todo lo ama), entonces, ¿por qué existe el sufrimiento, especialmente el inocente, gratuito, y aparentemente inútil como el de los animales siendo devorados vivos?

Para quienes no puedan hacer correr acá en mi blog el video, lo pueden hacer dando un clic AQUÍ.

Llevar ese dilema a la naturaleza salvaje lo hace aún más difícil de justificar. No hablamos del libre albedrío humano, ni del pecado, ni del karma… hablamos de una gacela o un jabalí gritando mientras, por ejemplo, una hiena le arranca la cadera con el hocico.

Algunas respuestas típicas (y sus problemas).

1-“Dios tiene un propósito más alto que no comprendemos.” Respuesta común en muchas religiones: que todo tiene un sentido superior, aunque nos parezca injusto desde nuestra perspectiva limitada. Pero: ¿qué propósito cósmico justifica el dolor atroz de una cebra recién nacida siendo destripada viva?

2-“Es parte del equilibrio natural que Dios diseñó.” La cadena alimenticia, dicen, es parte del diseño ecológico. Pero: un Dios todopoderoso podría haber diseñado un ecosistema sin sufrimiento consciente. Por ejemplo, presas que mueren instantáneamente, o sin sistema nervioso.

3-“El sufrimiento entró al mundo por el pecado (caída del hombre).” Muy común en el cristianismo: antes del pecado original, todo era armonía. Pero: ¿los leones eran vegetarianos antes del Edén? ¿Los tigres tenían colmillos y garras de adorno? ¿Las moscas no eran parasitarias? Esta explicación suena forzada y mitológica.

Otras interpretaciones más duras pero lúcidas.

4-“Dios no interfiere con la naturaleza porque la evolución es su herramienta.” Algunos teólogos modernos sugieren que Dios creó las leyes naturales (incluyendo la evolución), y no las modifica. Aun así, esto no resuelve el dilema moral: ¿por qué elegir un sistema evolutivo basado en la agonía, cuando pudo diseñar uno distinto?

5-“Quizás no existe tal Dios.” Esta es la conclusión de muchos ateos o agnósticos: el sufrimiento de los animales es evidencia fuerte contra un Dios omnibenevolente. Si hay un creador, no es bondadoso en el sentido humano. Tal vez es indiferente. O simplemente no existe. ¿Por qué un Dios supuestamente perfecto permitiría que la vida se base en un sistema donde los seres sensibles son triturados vivos, gritan, sangran, sufren… y todo eso sin ninguna función espiritual, ni moral, ni redentora? Y la osa es que esa pregunta no tiene una buena respuesta dentro de la teología tradicional. Solo explicaciones evasivas, o apelaciones a misterios.

AHORA ECHEMOS UN VISTAZO MÁS ORIENTAL Y FILOSÓFICAMENTE LIBRE DEL DIOS CLÁSICO JUDEOCRISTIANO. ESTOS ENFOQUES NO SIEMPRE NIEGAN LO DIVINO, PERO LO REIMAGINAN, LO DIFUMINAN, O LO DESPERSONALIZAN.

1-Budismo – No hay Dios creador, pero sí hay sufrimiento. El budismo no habla de un Dios que diseñó la naturaleza. Para Buda, el sufrimiento (dukkha) es una verdad básica de la existencia. “La vida está llena de sufrimiento, causado por el deseo y la ignorancia.” El sufrimiento de los animales es parte del samsara, el ciclo interminable de nacimientos, muertes y reencarnaciones. No hay un Creador responsable, por lo tanto, no hay a quién culpar. El objetivo es salir del ciclo, mediante el desapego, la compasión y el despertar. El budismo no justifica el dolor; lo reconoce como inherente a la vida. La solución no es “mejor diseño divino”, sino salir del sistema del deseo y la muerte.

2-Panteísmo – Dios no es una persona, es Todo. En el panteísmo, Dios no es un ser separado que observa el mundo, sino que el universo entero es Dios. Spinoza es su gran exponente. “Dios no es un señor con barba en el cielo, sino el orden mismo de la naturaleza.” El sufrimiento no es una decisión divina, sino una consecuencia de cómo funciona la realidad en su totalidad. El león, la gacela, el meteorito que mata un bosque… todo es expresión de Dios, incluso el caos. La idea de que Dios “podía haber evitado” algo no aplica aquí, porque no hay voluntad separada. Dios es el proceso, no un programador moral.

3- Deísmo – Dios como Creador distante. El deísmo dice que Dios creó el universo, pero luego no interviene. Es como un relojero que da cuerda al reloj y lo deja andar. No responde oraciones. No evita desastres. No se involucra con el dolor. El diseño de la cadena alimenticia es responsabilidad del “reloj” en sí, no de un Dios que está vigilando. El sufrimiento animal es parte del mecanismo físico del mundo, no parte de un plan ético.

4-Hinduismo – Dioses múltiples, karma y reencarnación. El sufrimiento se explica como consecuencia del karma acumulado de vidas pasadas. Los animales sufren porque están en niveles más bajos de conciencia, y su dolor refleja el karma colectivo del mundo. Brahman (la conciencia universal) subyace en todo, pero no interviene en los detalles. Es decir, la cebra devorada no es simplemente una víctima, sino un ser que está pasando por una fase de existencia determinada por el karma… aunque esto puede sonar tremendamente injusto a oídos occidentales.

5-Visiones modernas tipo “Dios como consciencia del universo.” Algunos filósofos contemporáneos, como Teilhard de Chardin o Carl Jung en su visión mística, ven a Dios como una consciencia que está naciendo dentro del universo, no que lo creó acabado. El dolor sería parte del proceso de evolución de la consciencia. Dios no es todopoderoso todavía. Está desarrollándose junto a nosotros. Es un Dios en proceso, no en trono. El sufrimiento animal sería un eco primitivo de una creación aún incompleta, no una falla, sino una fase evolutiva de algo más grande que aún no ha llegado a ser.

Conclusión abierta.

La pregunta —¿por qué no se evitó el sufrimiento atroz en el diseño del mundo?— sólo existe en religiones que imaginan un Dios moral, personal, y poderoso. En las corrientes que acabamos de ver: El sufrimiento no es injusto, sólo es, sólo ocurre. No hay alguien a quien reclamarle. La tarea no es exigir redención, sino comprender el juego, trascenderlo o aceptarlo con lucidez.

(Estén pendientes de la segunda y última parte de esta artículo de opinión).

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