CALACAS PARA PEDRO Y FRANCISCO GABILONDO

Las calaveras (o calacas) literarias son una tradición mexicana en la que se honra la muerte, pero también se juega con ella, a través de escribir décimas en homenaje medio en serio, medio en broma, a algún fallecido.
Este día viernes 02 de noviembre la Embajada de México en El Salvador invita a la inauguración, a las 18:30, del Altar de Muertos en homenaje a Chabela Vargas y Carlos Fuentes.
Yo publico sólo los martes, pero este día hago una excepción para hacer mi pequeño homenaje a dos mexicanos muertos que llevo en mi corazón.

CALACA PARA PEDRO

I

Hubo una nave estrellada

que marcó mi corazón.

Fue su muerte la sazón

de la dura pena hallada

que aunque estuvo muy callada

de mi ser arrancó el grito,

por ese que ahora es mito.

¡Qué cuesta subir la cuesta!

¡Qué terrible pena es ésta

de una voz maravillada!

II

Infante no era infantil,

y la calaca a buscar

fue la voz de Pedro en par

y su presencia viril.

Un duro quince de abril

aquel avión se estrelló.

Vida el bolero no halló,

la ranchera estremecía

y mi alma se mecía

en la voz que se calló.

III

La muerte, la multitud,

y el llanto y el funeral.

Luisa lloraba el final,

Irma actuaba en rectitud,

Lupita era pulcritud.

La León, la Torrentera.

¿Y Dorantes la mera era?

Corren juntas tres mujeres,

tras Infante y sus haberes,

mas él se fue a su galera.

IV

Y después de tanto daño,

la frustración de la muerte

arribó con mucha suerte

después de un año y un año

porque pa´ nadie es extraño

que está la inmortalidad

en Infante, calidad.

Su voz continúa viva,

él regresó de donde iba.

¡Y qué gran genialidad

Pedro Infante
***

CALACA PARA FRANCISCO GABILONDO

I

¿Dónde estás, Conejo Blas?

El Chicote Aguamielero

me dijo: «Yo te requiero,

como a todos los demás,

porque hay alguien que jamás

dejaremos en olvido

porque vive y ha vivido

como sólo lo hace un padre.

Y aunque venga el lobo y ladre

Soler vive y no se ha ido.»

 II

Vino la Muñeca Fea,

Palomos,  Cucurumbé

bailando merecumbé.

Canas, arrugas, morfea:

el tiempo todo lo afea

y sin embargo Che Araña

conserva su piel, no engaña.

La Patita viene y va

los patitos dicen «¡´ma!»

No es un cuento, no enmaraña.

 III

 Di por qué, Cucurumbé

mi abuelita ya no brinca,

el comal a la olla trinca

y el Ropavejero ve

tal cosa que yo miré

y es que el grillito Cri Cri

me cantó donde viví.

Él estaba en todas partes,

siempre humilde y sin alardes.

«¿Y quién es el que anda allí?»

Francisco Gabilondo Soler
Décimas escritas por:

Óscar Perdomo León

Noviembre de 2012

Fotografía de la muerte tomada en Cancún por Érika Valencia-Perdomo.

Fotografía de Pedro Infante y Francisco Gabilondo Soler extraídas de imágenes de Google.