CASSANDRA, de Branford Marsalis.


Cassandra, una composición escrita por Branford Marsalis (nacido en 1960, en Estados Unidos)tiene una magia inexplicable sobre mí, es como un hechizo benigno que me hace sentir completo; me  convence de las cosas grandes, inmensas, que es capaz de realizar el ser humano, cuando se lo propone. Para mí Cassandra es una obra maestra. Apareció en el álbum «Requiem» en el año de 1999, del Cuarteto de Branford Marsalais, formado por Kenny Kirkland en el piano, Jeff «Tain» Watts en la batería, Eric Revis en el bajo y, por supuesto,  Branford Marsalis en los saxofones.

Cassandra es algo más que una composición de jazz; hay en ella una elaboración premeditadamente profunda, sin perder tampoco con esto la improvisación, tan básica en este género musical.

Al inicio el saxofón soprano indica el camino melódico, el cual está muy bien estructurado; es como una voz hablando de algo intenso, quizás triste por momentos, pero más que triste, hay en su melodía una magnificencia, un esplendor de creatividad muy firme. El piano -a la hora de su solo- se traslapa al saxofón con elegancia, tocado por una de las más grandes sensibilidades que he escuchado en mi vida: Kenny Kirkland; éste no toca simplemente el piano, sino que lo hace expresar los sentimientos más internos y ocultos del corazón, de una manera inusual, original y apasionada, bella y libre. El bajo de Revis, tocado magistralmente, mantiene la atmósfera de intimidad que la composición en general exuda. La batería de Watts cumple su función eficientemente, manteniéndose como un fondo acolchonado que transmite seguridad y libertad a la obra.

Cuando Marsalis retoma el frente con su saxofón, pareciera que está exprimiendo su alma; todos los sentimientos van en progreso, como en una subida, y en un momento Marsalis parece un poseído divino, un mensajero de Apolo, dios de la medicina (que cura), de la música (que salva) y de la poesía (que es eterna), lanzando explosiones sonoras sin ostentación, sino con sinceridad, con hondura, con una destreza técnica increíble. En el clímax de la composición, Marsalis nos arroja múltiples sensaciones, nos arranca dolores y recuerdos, anhelos y miradas, y nos sentimos identificados con su criatura musical. Pareciera un final multiorgásmico. ¿Qué pensamientos poblaban la mente de Marsalis mientras tocaba la parte final de Cassandra? ¿Qué pasaba en ese momento por el corazón de Marsalis? ¿De dónde extrae semejante carga afectiva transmitida a través de su saxofón y expresada en múltiples notas musicales?

Podría seguir escribiendo, pero las palabras poco pueden acercarse a la verdad de la música. Los invito, pues, a escuchar al Cuarteto de Branford Marsalis.

Cassandra, de Branford Marsalis
Texto:

Óscar Perdomo León

Imagen extraída de: http://start.facemoods.com/results.php?s=requiem+branford+marsalis&category=images&a=stonicla&f=4&start=1

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