Después de una espantosa tragedia, a muchas personas se les amarga el corazón. Pero este no es el caso de Antonio Pereira, sobreviviente de la mayor masacre perpetuada en Latinoamérica, conocida como Las Masacres del Mozote, porque ocurrió en la zona del cantón El Mozote, perteneciente al departamento de Morazán, El Salvador. Sin olvidar su dolor, sin perder consciencia de su desdicha, Antonio aún sonríe. Algo esperanzador, en verdad.
La guerra civil salvadoreña dejó una estela de terror, escrita con sangre de gente inocente, especialmente de civiles (entre ellos mujeres, niños y ancianos) pertenecientes a la franja rural del país. Esta masacre fue ejecutada por el Batallón Atlacatl de la Fuerza Armada salvadoreña los días 10, 11 y 12 de diciembre de 1981.
(La pérdida de valores y la descomposición social que enfrenta en el presente El Salvador tiene algo de su origen en la crueldad del conflicto armado, y en otros muchos factores, por supuesto.)
En sólo aproximadamente 20 minutos este corto les muestra un panorama sombrío que se trató de ocultar por muchos años y por cada uno de los gobiernos de turno, a pesar de las notas periodísticas que en enero de 1982 ya habían hecho sobre este caso Raymond Bonner del New York Times y la mexicana Alma Guillermo Prieto, cuyo artículo apareció en el Washington Post. Sin embargo, en 1992, con la acertada intervención y las excavaciones del Equipo Argentino de Antropología Forense, ya no hubo duda del terrible acontecimiento.
Seleccionado como uno de los documentales que irá a exhibición y a representar a El Salvador en el Ícaro centroamericano, este cortomeraje realizado por Bernat Camps Parera, Daniel Valencia y Marcela Zamora Chamorro, recoge los testimonios de algunos de los sobrevivientes de esos crímenes de lesa humanidad.
Texto:
Óscar Perdomo León