Cuando alguien siente que el dolor es insoportable y ya no tienen ningún motivo para vivir, recurre al suicidio. Es una verdadera tragedia cuando esa persona es muy joven. Sin embargo el suicidio es un derecho individual al que puede recurrir quien lo desee.
Por supuesto que quien ejerce ese derecho, debe estar consciente del daño que hará a sus parientes cercanos.
En el cuento «Utopía de un hombre que está cansado» Jorge Luis Borges conversa con un humano del futuro, quien le habla del suicidio:
Por mi parte nunca he considerado el suicidio como solución personal, a pesar de lo bajo que yo haya caído en algún momento de mi vida. Por el contrario, a veces he tocado el cielo. Es que sé que la vida es eso, un viaje lleno de altibajos.
Sin embargo, no se puede decir de este agua no beberé. Pienso, por ejemplo, que si llegase a viejo y me encontrara en una situación, que estuviera fuera de mis manos cambiar, y que dañara permanentemente mi dignidad, podría entonces tener un giro de ideas. Uno nunca sabe.
Pero enfoquemos el tema en otra dirección.
Hay una cosa grandiosa en los artistas y es que pueden plasmar belleza a partir del dolor y las tragedias más terribles. Es lo que ocurre con Charly García y su canción «Viernes 3 a.m.» Es una canción con una bella melodía y una letra insuperable, que forma parte del disco «La grasa de las capitales» (1979) del grupo argentino Serú Girán.
Les dejo a continuación la referida canción, primero con una versión de solamente voz y bajo eléctrico, con Solange Prat y Andres Rotmistrovsky. Y luego con una versión en vivo hecha por el mismo Charly García junto a Pedro Aznar.
***
Escrito por
Óscar Perdomo León
***
VIERNES 3 A.M.
Solange Prat y Andres Rotmistrovsky
Quien no pueda correr el video en mi blog, lo puede hacer dando un clic aquí.
***
VIERNES 3 A.M.
Charly García y Pedro Aznar
Quien no pueda correr el video aquí en blog, lo pueden hacer dando un clic aquí.
***
VERNES 3 A.M.
La fiebre de un sábado azul
y un domingo sin tristezas
esquivas a tu corazón
y destrozas tu cabeza.
Y en tu voz, sólo un pálido adiós.
Y el reloj en tu puño marcó las tres.
El sueño de un sol y de un mar
y una vida peligrosa,
cambiando lo amargo por miel y la gris ciudad por rosas.
Te hace bien, tanto como hace mal.
Te hace odiar, tanto como querer y más.
Cambiaste de tiempo y de amor
y de música y de ideas.
Cambiaste de sexo y de dios,
de color y de fronteras.
Pero en sí, nada más cambiarás. Y un sensual abandono vendrá y el fin.
Y llevas el caño a tu sien,
apretando bien las muelas.
Y cierras los ojos y ves
todo el mar en primavera.
Bang, bang, bang.
Hojas muertas que caen.
Siempre igual
los que no pueden más
se van.
***