Hace muchos años conocí a unos músicos intuitivos y apasionados -como casi todo durante la juventud- en Santa Ana y juntos formamos un grupo musical llamado “Barón Rojo”. En realidad la banda fue bautizada por Bernardo, el vocalista; él era el alma del grupo; era de piel blanca, el cabello rubio oscuro y una voz envidiable. Le encantaba cantar música de Led Zeppelin.
Yo tocaba el bajo eléctrico, la segunda guitarra la tocaba Alex Canizales, la batería Carlos… y, bueno, el tiempo se ha encargado ya de borrar los nombres de los demás integrantes de mi memoria. (Ojalá alguno de ellos leyera esta líneas y me los recordara).
Recuerdo que tocábamos covers en inglés de los ´70 y los ´80 en fiestas alrededor de varias ciudades del occidente de El Salvador. Una vez -bien lo recuerdo- tocamos en una fiesta de graduación del colegio San Luis junto al Grupo Bossa.
Pero vayámonos al meollo del asunto. De todos los miembros del grupo musical, era Bernardo el que tenía más carisma, ya lo había dicho, y además un gusto musical por el pop-rock y el rock progresivo. Eso me gustaba mucho, porque aunque tocaba y cantaba canciones comunes y “comerciales” (como se le solía llamar a la música que salía en los radios hasta hastiarlo a uno y que consumía la mayoría de la población), Bernardo realmente amaba la buena música. Yo lo seguía de vez en cuando hasta su casa para oír un rato los discos que tenía y así fue como escuché por primera vez “The Steve Howe Album”. Inmediatamente le pedí que me lo grabara y ya en mi casa lo devoré por días y días. Algo que me gustó mucho fue el arte del álbum, la cubierta del disco era muy bonita y estaba llena de dibujos y de fotografías de las diferentes guitarras y mandolinas de Howe.
Yo sólo había escuchado antes a Steve Howe en el grupo de rock progresivo británico YES; pero este álbum de Howe realmente me tocó profundamente el corazón. Es un álbum muy variado en su contenido, tiene música country, pasando por un rock setentero pero muy bien elaborado, hasta llegar a cerrar con el Segundo Movimiento del Concierto en Re de Vivaldi, en donde el mismo Howe hizo un arreglo para guitarra y para un ensamble de cuerdas bellísimo. Steve Howe toca la guitarra solo, toca mientras canta una joven (Clair Hamill), toca su guitarra acompañado de una orquesta de 59 músicos, y por si fuera poco, lo acompañan también, si mal no recuerdo, dos integrantes del grupo YES: Bill Bruford y Alan White, ambos bateros increíbles.
Steve Howe no tiene el toque de quien interpreta música académica (aunque la toca), ni tampoco la típica forma de rasgar la guitarra de los roqueros, los que lo han oído antes saben que su manera de tocar la guitarra es absolutamente original. En fin, por todo lo que les he contado, me gustaría compartir con ustedes esta composición (All´s chord) que forma parte de «The Steve Howe Album».
Texto:
Óscar Perdomo León
Imágenes del arte de la cubierta del álbum de Steve Howe extraídas de:
He aquí el contenido de THE STEVE HOWE ALBUM
PennantsCactus Boogie
All’s a Chord
Diary of a Man Who Vanished
Look Over Your Shoulder
Meadow Rag
The Continental
Surface Tension
Double Rondo
Concerto in D
Interesante artículo. El llegar al éxito implica estudio y esfuerzo. Tocar en un grupo de rock progresvo requiere arduo trabajo, lo sual es evidente al oír esta gran interpretación musical.
Érika Valencia-Perdomo
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Érika, amorcito lindo, gracias por leer mi blog. I do love you.
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