En un momento cuando ya no se puede creer en ningún político salvadoreño, ya sea de izquierda o de derecha, en un año en que la economía y el tejido social salvadoreño han sufrido una degradación enorme, nos aferramos a las figuras que mantuvieron, mientras estuvieron vivas, una conducta fiel a sus ideales. Amamos a aquellos que hicieron cosas bellas y elevadas, mientras otros traicionaban al ser humano o desperdiciaban su vida en labores superfluas.
Por eso en este nuevo aniversario, que es el número 76 de su nacimiento y el número 36 de su asesinato, volvemos los salvadoreños a recordar a Roque Dalton (1935-1975).
En su memoria, yo transcribo aquí, literal, uno de sus más bellos poemas: «El mar», escrito en la Habana, Cuba, en 1962.
Óscar Perdomo León
EL MAR
A tati, Meri, Margarita, con quienes compartí una ola…
I
Hay grandes piedras en tu oscuridad tempestuosa
grandes piedras con sus fechas lavadas por tu sombra
porque hasta el sol de día cómese tu sombra cruje en el frío despidiéndose del aire que no se atreve a penetrarte.
Oh! mar donde los desesperados pueden dormir arrullados por explosiones impasibles alfabeto del vértigo paisaje diluido que los muros envisten las gaviotas y la espuma de los peces son tu primavera la furia es una pirámide verde una resurrección del fuego más agudo tu clima tu mejor huella sería un caracol caminando con pasos de niño el desierto
(Amé siempre esas poblaciones disímiles al parecer robadas de las manos del mar pequeñas villas junto a la arena puertos escandalosos en la ebriedad del salitre caseríos tiritando entre la niebla llena de corales grandes ciudades titánicas frente a las tempestades humilladas aldeas de pescadores ciegos bajo un faro de aceite factorías acechantes entre los manglares con un largo cuchillo
Valparaíso como una gran cascada en suspenso Manta Puná puertos del Ecuador que me negaron las hojas Buenaventura aromática como un gran puerto sucio Panamá con los ojos punzados por la depravación Cartagena siempre aguardando a los piratas hambrienta Willemstadt náufraga en los dominios del petróleo Tenerife y su dulce copa de vino Barcelona bostezando entre los bancos y los carabineros Nápoles bellamente tumefacta Génova Leningrado Sochi La Guaira Buenos Aires Montevideo como una margarita Puerto Limón Corinto Acajutla en una lenta playa de mi patria todos mirándose en el espejo grave que surcan los delfines apartando como un sable veloz las infinitas espigas de esmeralda.)
II
…sal de los sacrificios…
García Lorca
Si la noche rescata su cúpula de fósforo y tus perdidos maonstruos bajo el rayo se arrugan los peces desatados son diez rápidos niños que maduran profundos el himno de la escama
El oxígeno muerto sobre los minerales cuando pasa un desfile de hipocampos dorados enturbia el agua verde con su herida maldita mientras prosigue sordo el rito de los pulpos.
Sal de los sacrificios vecindad corrosiva luz sin fuego mordiente quemadura licuada pálida sangre antigua de corriente furiosa donde los ahogados resucitan su fiebre
El mar el mar entierra su salada noticia el mar devora sordo la solar quemadura el mar alza su rostro su cicatriz al cielo el mar recae roto al cuido del abismo
En los embarcaderos nos engaña el aroma de las algas vencidas de los peces amargos el mar no es un cadáver es un sueño azotado un móvil laberinto donde tiemblan los astros
ESTUARIO
Hoy has bajado desde el monte negro otra vez sin tu lámpara.
(Vienes a mí en sigilo de dulce delincuente evadiendo las miradas curiosas de la aldea la envidia de las viejas hundidas en el calor los gritos de los niños tratando de prenderse de tu frescura.)
Nos hemos quedado desnudos mirándonos en la suave oscuridad
recordando los viejos días que siempre renacen en la sangre y a la hora de amar hemos sido tiernos como nunca poblados de pequeñas palabras como nunca todos nuestros sentidos abiertos como una flor al sol.
He despertado antes del amanecer y veo que ha quedado la forma de tu cuerpo retenida en la almohada.
Y he salido a lavarme con el agua de la lluvia de anoche y se me ha olvidado cantarle a las gaviotas como todos los días…
III
Un barco cargado de tedio un barco cargado de grupos taciturnos escapando con muerta lentitud a las mandíbulas del sargazo. En la proa cortamos el gran muro del aire silenciosos estamos pensando en el país donde el amor quedó temblando en su primera soledad. Los libros están húmedos de sal y el agua desde aquí parece una gran plaza desértica. ¡Qué jerarquía la de su soledad azotada! ¡La de su fría desnudez de piedra negra que allá en el horizonte languidece en los brazos del viento!
ESTUARIO
Ha terminado el amanecer de los nadadores. No estoy comprometido. Yo solamente abro la ventana para que os venga la gran rosa del yodo la más diseminada la violenta rosa que es aquí todo y en todo establece su tacto.
Cuando os veo desnudos amándoos bajo la leve sábana -temblorosa mirada bajo los párpados cerrados- Sé que no es sólo este mundo de borde marino este filoso olor a sal caliente lo que me enrostra las húmedas añoranzas.
Nunca debí dejarla ir.
Lo siento más en ciertos domingos como este domingo once en que no os importa al final presencia y copuláis largamente furiosamente bajo la leve sábana temblorosa mirada bajo los párpados cerrados.
IV
El día en que el padre pez prolonga su castigo en el aire el día en que se arriesga en el aire letal prendidas a su última escama restos de algas restos de pálidas algas amarillas sobrevientes a no sé cuál sumergimiento el día en que mi herida se detiene en la orilla de la espuma al margen de su agresión diseminada de sus volátiles dientecillos el día en que la marisma es el horizonte volcada en su ebriedad la rosa de los vientos no se puede no se puede sino pensar en los laberintos que debemos en los hondos secretos que nos enmarañan el corazón.
Y no caben los exorcismos es el vacío pleno el desasosiego en medio de la humedad poderosa todas las preguntas se van al fondo de los huesos y ahí se quedan como las estaciones de año desgraciado.
Ni el sumum de las huellas podría amotinarse a contrasombra se nos duerme la sed y sólo la desnudez de las palomas resuena en el oído que se confiesa hastiado de los golpes.
(Cómo quisiéramos ir hasta la raza de la clava hasta el murmullo seguro se sí mismo en la intimidad subterránea ¿pero cuál llave cuál cerrojo besar que no nos venda a las facciones del guardián con qué amargura echar toda la suerte que nos queda sin que nos haga resbalar en sus traidores vástagos resurgiendo de la ceniza?)
El mar y el momento son por ahora indescifrables.
Bebamos bebamos un vaso de este ron difamado alejémonos hacia la altura de la playa de este playa cuya arena es el cadáver de un mármol corrompido y preparémonos para responder al sueño que vendrá.
Mayo de 1962.
Poema «El mar» extraído de: Dalton, Roque, NO PRONUNCIES MI NOMBRE, poesía completa I, Colección Orígenes, No. 18, Dirección de Publicaciones e Impresos y CONCULTURA, San Salvador, 2005, «El Mar», p. 517-527.
NOTA: Roque Dalton nació un 14 de mayo y fue asesinado un 1o de mayo (día de la madre.)
Enlaces de artículos relacionados y muy interesantes, que están en el Archivo Digital Roque Dalton, del periódico ContraPunto:
LA TRAGEDIA DEL HEREJE, escrito por Horacio Castellanos Moya.
EL INTELECTUAL «PENSANTE» VERSUS EL INTELECTUAL «OPERATIVO». EL DISCURSO ANTIINTELECTUAL EN EL «PROCESO» DE ROQUE DALTON, escrito por Luis Alvarenga.
LA RETÓRICA EN DALTON, escrito por Álvaro Rivera Larios.
«NO RECUERDO EL ASESINATO DE ROQUE DALTON, RECUERDO UN PROCESO POLÍTICO», entrevista a Jorge Meléndez, realizada por Tomás Andréu.
TENEMOS INCRUSTADAS UN MONTÓN DE ESPINAS DE ACERO. Entrevista por Fernando de Dios a Juan José Dalton.
VIDEO sobre la exposición de Roque Dalton en el MUPI.
2 respuestas a “EL MAR. Un poema de Roque Dalton.”