-Quiero que vayan ustedes dos a ese lejano planeta y lo investiguen. Ya hace un par de cientos de años que hemos detectado que una civilización ha empezado a desarrollarse allí –dijo una especie de hombre, con una voz masculina y profunda, y en un idioma complejo y sublime.
Era un ser alto, oscuro de la piel y con un par de grandes alas negras. Tenía en la mirada y en la voz una fuerza de mando y dignidad que los otros dos seres que lo acompañaban parecían respetar.
-¿Durante cuánto tiempo deberíamos estar allá? –dijo una voz femenina.
Era una figura de mujer, alta, con fisonomía suave, con dos pechos erectos y bien formados. Su piel y sus alas eran blancas, casi impolutas.
-Diez o quince siglos. El tiempo que sea necesario –le respondió el ser de piel oscura.
Y después, el ente alto y oscuro, dirigiendo su mirada al tercero, le dijo:
-Serás el responsable de la misión, Kérridat.
Kérridat asintió al negro ser alado, con respeto. Luego miró complacido a su compañera con una sonrisa.
FIN
Escrito por:
Érika Valencia-Perdomo
y Óscar Perdomo León
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Nota: aquí termina la historia «María puede volar», formada por nueve capítulos. Muchas gracias a todos los que nos siguieron y leyeron cada martes que publicábamos un capítulo.