Te cuento que en el silencio y la soledad
puedo ver y escuchar
mi interior.
Hay un universo sigiloso
en mis ojos cerrados.
Y mirá como son las cosas,
junto a tus manos puedo saborear,
con los ojos
entreabiertos,
el placer
de observar mil universos.
Y aunque somos tan efímeros los humanos,
-el tiempo corre, vuela y se nos va-
las palabras y las acciones
quedan,
oportunamente,
en los libros
y en la memoria
de la humanidad.
La música es una manera de silencio.
Y sin embargo, la música está llena de palabras,
calladitas y tácitas,
que fluyen
con facilidad
y que suenan en el lenguaje
que entiende
nuestro corazón.
Por primera vez en mucho tiempo
siento que mi pecho descansa.
El tiempo gris quedó atrás
y puedo sonreír.
Y los trozos de promesas rotas
que cayeron sobre mí
como granizos helados,
sirven hoy para armar un universo nuevo.
Nada es igual que antes,
afortunadamente.
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Escrito por
Óscar PerdomoLeón.
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Fotografía por Saúl Phillips.
Foto trabajada por Óscar Perdomo León.
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…Me encanto la ultima frase: nada es como antes, afortunadamente! 🙂
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Muchas gracias, Vanessa.
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