Gracias, noches y días,
que se suceden en el misterio del tiempo,
ya que por la generosidad de ustedes
abrí mis ojos tras el llanto de recién nacido,
caminé a la escuela, con incansables ilusiones,
y conocí nuevos hogares
reveladores:
los libros infinitos.
Jugué con la tierra y el cielo,
con una fantasía
que era
-¡para entonces yo no lo sabía!-
una llama
eternamente encendida.
Y fui el manita sudada,
el ingenuo,
entre el anochecer y la lluvia suave
y besé por primera vez,
con curiosidad,
con miedo y deseo,
una mejilla,
unos labios.
Y acaricié,
desde mi adolescencia,
la sensual cintura
de una guitarra.
Y sentí el amor sincero
de mis hermanos y mis padres.
Y me gradué
en el arte de ayudar
y curar.
Y me casé dos veces
y dos veces
como un pozo sediento
se quedó
mi corazón
seco y vacío;
mas dos tiernas amapolas
que nunca se marchitan
estaban sembradas en el jardín
de mi pecho:
eran mis hijas,
a quienes vi crecer,
florecer
y volar.
Y miré hacia el pasado y el presente
y comprobé
que con una sola mano
basta y sobra
para contar a mis amigos.
Y gracias
a las casi
infalibles leyes de Newton,
sé que la vida es una
y que «el más acá»
es lo único
que existe.
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Escrito por
Óscar Perdomo León
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Collage por O.P.L.
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NOTA: El poema GRACIAS, parte 1, lo pueden leer siguiendo este enlace.
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Una respuesta a “GRACIAS (parte 2)”