Gracias, dolor,
por obligarme a mirar por túneles impensables.
Fuiste implacable con tu garra.
La piedad nunca fue tu virtud.
Desataste una hoguera
en la fibra más sensible de mis venas
e, inflexible,
me pusiste en la encrucijada
de hundirme
o fortalecerme.
Gracias
por enseñarme que el amor
no era lo que imaginaba.
Gracias por no tener clemencia,
porque en la amargura que me diste
encontré el regocijo
de la Verdad.
Gracias
por mostrarme
que hay belleza
donde nunca había
sospechado
encontrarla.
Y finalmente,
te agradezco, dolor,
por haberte esfumado sin previo aviso,
de la misma forma en que se escapan
los recuerdos
de mi corazón.
(Días después encontré en un rincón oscuro de mi cerebro una carta de tu puño y letra -¡muy reveladora!- en la cual no te despedías con un adiós, querido dolor, sino con un hasta luego.)
Escrito por:
Óscar Perdomo León
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Fotografía tomada por Lily Méndez
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NOTA. La parte 2 de este poema lo pueden leer dando un clic aquí.
Una respuesta a “GRACIAS”