Es extraño para mí saber que he rebasado la edad que usted tenía cuando falleció. Y aunque soy más viejo de lo que usted llegó a ser alguna vez, usted sigue siendo el viejo y yo el niño. Y lo miro desde abajo con una nostalgia reverencial, lo veo con admiración, rodeado de un aura de misterio, y lo tengo presente, principalmente, por mi constante lucha por no olvidar su voz y sus facciones.
Ante su memoria sigo siendo el niño que le gustaba ir a todos lados con usted: soy el niño sentado comiendo pan con crema y sal en Ahuachapán, soy el niño que despertaba con la música que usted amaba, soy el niño que regresó llorando del parque buscando su consuelo, soy el niño escuchando la música de su cassette y jugando de tocar piano…
Y en mis pesadillas, es usted infinitamente mi padre y yo el niño de ocho años, mirando su pálido rostro dentro del ataúd.
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Escrito por
Óscar Perdomo León
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«Sin decir adiós», canción escrita para mi padre. Dé un clic aquí para escucharla.
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