LA CATEDRAL, de Agustín Marrios Mangoré.


Agustín Barrios «Mangoré»

Esta composición es una de las que más me ha tocado el corazón. Desde el primer día que la escuché, me enamoré de ella. Cuando la oigo, vuelvo a creer en la grandeza del ser humano, en esa grandeza sin límites con la que algunos hombres o mujeres abren caminos de belleza para el resto de la humanidad. Es una de esas composiciones musicales inmortales, que estoy seguro que pasará de generación en generación.

Para hablar de «La catedral», yo no soy el más adecuado, así que a continuación les mostraré lo que escribió uno de los más ilustres alumnos de Mangoré: el Dr. Roberto Bracamonte.

“«La catedral»he tenido la suerte de escucharla por varios intérpretes y por el mismo maestro -fue lo primero que oí de sus manos- y me ha parecido que hacen magníficas ejecuciones, pero también tengo la impresión de que se podrían mejorar. La obra es, en los tres movimientos, una serie de campanas repicando, y varias veces le pedí al maestro que tocara el «allegro» y el «andante» más despacio para tener esa impresión.

“El «andante» es algo serio de interpretar y la mayoría lo toca con cierta velocidad que resta la solemnidad que se espera escuchar. Los primeros acordes, en la parte inferior del traste doceavo, deben ejecutarse ligeramente arpegiados, aun cuando Mangoré no los dejó así indicados, pues las cuerdas sueltas dan el sabor de campanela. La sucesión de acordes tan bien hilvanados en los tres bordones, no deben sonar precipitadamente y son ellos los que dan la solemnidad, majestuosa y quizás ligeramente fúnebre a este andante. En todo momento debe hacerse sentir la campanela, siempre que se pueda arpegiando ligeramente, como ya dije.

“El «allegro» de esta sonata es muy complejo. En el repiqueteo de los primeros compases es necesario destacar además la nota grave del acorde de larga duración, las notas que quedan bajo el dedo medio y el anular, con un tanto menos que el primer sonido, lo que vuelve más difícil la ejecución y disminuye la velocidad; pero tengo entendido que aquí es mejor ser un tanto lento y conseguir los efectos esperados, porque para lucir la habilidad hay obras de otros autores y del mismo Mangoré que lo permiten. El problema es precisamente este, que todos los ejecuntantes lo hacen a gran velocidad y desaparece el efecto de campanela que se continúa produciendo en muchos compases y que el compositor, incluso, no apuntó con lo signos debidos.”

Después de estas palabras del Dr. Bracamonte,  tomadas de su libro «Mangoré, el maestro que conocí», los dejo con uno de los mejores guitarristas del mundo, John Williams, quien sacó a la luz un disco en donde interpretaba limpiamente algunas de las más bellas creaciones de Barrios «Mangoré», entre ellas, «La catedral».

LA CATEDRAL
Primer Movimiento: Preludio (Saudade).
Segundo Movimiento: Andante religioso.
Tercer Movimiento: Allegro solemne.

Texto:

Óscar Perdomo León

Imagen de Mangoré extraída de Google.
Artículo relacionado: MANGORÉ, EL MAESTRO QUE CONOCÍ 
Revisión de ortografía y redacción: Laura María Perdomo Pacas.

8 respuestas a “LA CATEDRAL, de Agustín Marrios Mangoré.

  1. ha quedado ELEGANTE el blog, ahora se aprecia sin distraccion, sus contenidos son buenos, felicitacion por su inictiva de compartir la cultura y esas anecdota cotidiana de los artistas, adelante

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    1. Jaime: Puede comprarlo en la DPI (Dirección de Publicaciones e Impresos), en San Salvador; creo que todavía tienen ejemplares. Si no, podría buscarlo en Los Tacos de Paco, en La Casita o en La Ceiba.

      Suerte y gracias por visitar mi blog.

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