Tan cerca y tan lejos.
Un mar, un cielo, sin festejos.
Para poder cerrar
el círculo de una historia
es necesario unir los ingredientes
que en la evocación transitan.
Conversar de frente, sin evadir.
Callar, abrir los ojos y escuchar
la fase transitoria.
Abrazar un lápiz, un papel
y navegar en la conciencia
de la voz aleccionadora,
esa que nunca muere.
Hay quienes tratan de apagar la luz de tus empeños.
La envidia camina siempre sin pudor.
Pero yo sé que hay tiempo suficiente
para perseguir y alcanzar tus sueños,
ilusiones en tu pecho
de las que sólo vos conocés
su origen, destino y energía.
De niña te cargaba en mis brazos
y ahora vuelvo a anhelar tu abrazo infinito.
Quisiera alejarte del dolor que ya es bastante.
Te miro en las hojas y las flores
y no puedo escucharte.
Tu silencio es álgido,
una brecha enorme y lacerante.
Mas yo te presiento en la voz de la brisa
y en los ojos de tu hermana.
Tu silencio es certero.
Y sin embargo te escucho
en mis recuerdos, mi estrella remota.
Te percibo tan cerca y tan lejos.
Y en mi corazón hay,
desde que inició tu tormento,
un mar y un cielo
sin festejos.
Pero yo sé muy bien que las palabras y miradas
de mi amor,
sin desviaciones prohibitorias,
se alojarán un día
en tu corazón
y en tu sangre.
Y tu sonrisa entonces
llenará de luz
un millón
de galaxias.
*
Escrito por
Óscar Perdomo León
***
Dedicado a B.A.P.P.
***
Álgido 2015 … muy bonito
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Muchas gracias, Mario.
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