Cerremos las ventanas y las puertas,
abramos el corazón y los sentidos,
subamos hasta el vértice del orgasmo
y bajemos la guardia para siempre.
Que esto no es la guerra,
que la emoción de mi sangre no es la muerte,
que ese gesto tuyo y febril no debe reprimirse:
desde hace varios años la vida vibra en nosotros.
Todo movimiento es ahora explosivo, es agradable, es gratificante.
Nada podrá inundarnos de frío, algo en el pecho nos da la fuerza,
todo en derredor propicia el amarse.
Arriesguemos en secreto muchas cosas,
que te quiero y no hay razón más convincente.
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Escrito por
Óscar Perdomo León
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