Caminé sobre el atardecer y miré de cerca
los rosas y morados,
los anaranjados y amarillos,
los rojos y marrones,
y todos los tonos intermedios
de esos colores que palpitan brevemente
antes de que el sol
se apague.
Caminé sobre el atardecer y miré de cerca
los rosas y morados,
los anaranjados y amarillos,
los rojos y marrones,
y todos los tonos intermedios
de esos colores que palpitan brevemente
antes de que el sol
se apague.
Esta semana publico aquí el poema de una amiga, Giselle Duchesne, cuyo padre falleció hace un mes, en medio de toda cuarentena mundial, razón por la cual no pudo estar en su funeral.
MI DUELO
Vuela una golondrina liberada
el espíritu que se estira hacia el cielo índigo
que se quiebra, trina grita canta
gorjea con la garganta herida
la infancia lejana
el recuerdo que se encaja en una cuerda frágil
El duelo mío es una espiga en el fuego
una aguja en el silencio que nos habla en el oído
un muro escabroso en el alma que nunca ha partido
la voz que no llega al otro lado
el cuerpo que no se mueve con la sombra
La muerte es el eclipse entero
tu silencio que crece como la hiedra
mi duelo mi pena mi entierro
mi despedida truncada como la rama de un árbol
es como una vela inagotable
una bujía luminosa
raíces en el agua
que se desprenden
para vivir siempre juntos
***
Esta semana les comparto el libro «SUEÑA LA BEA. Seis poetas», una recopilación de poemas dedicados a mi hija Beatriz Andrea.
NOTA: Para leerlo, les recomiendo que lo pongan el libro en pantalla completa.
***

Poema dedicado a la niña Beatriz Andrea Perdomo Pacas, quien partió muy temprano, pero su espíritu quedará para siempre.
“Mi dolor tiene cara de rosa,
de primavera personal que ha venido cantando.”
Roque Dalton
MI DOLOR
Mi dolor es un pozo mudo
Mi dolor es la alegría hecha escombros
una niña angustiada mirándome
un globo de helio alejándose
como peces en el mar sin fondo
escamas en el alma
Mi dolor es como una ola desgarrada en el mar rocoso
la rosa desangrada
espinas que me desvelan
Oh mi dolor es un muro de hiedras
un bosque lluvioso
una luciérnaga viajando
emigrando
como un capullo encendido
en la multitud
Mi dolor resplandece
*
Escrito por Giselle Duchesne.

***

ME ACERCO A VOS
I
Tendré que hablarte
con palabras que no sé cómo usar,
con el lenguaje de las musas y la trova,
con el idioma de las alas
y los cantos,
cubierto con la espuma de los mares
y bajo un manto
beatriciano y lírico,
entonces tal vez
alcancés a escuchar mi voz quebrada,
mi voz que es una lágrima rota
rodando en aquella mañana amarga en Máxima Urgencia
en que tomé tu mano
(que me hablaba de mil cosas ininteligibles)
y vi por última vez
tus ojos
abiertos y conscientes.
Me acerco a vos,
contradictorio y triste,
bajo la sombra
de este que soy,
este otro que soy y que no era antes
de tu partida.
Me acerco a tu recuerdo
y te hablo,
aun cuando estoy al tanto
de que este diálogo con vos
no es más que
un aciago soliloquio.
Pero me acerco a tu oído
de poeta,
a tu sonrisa sincera,
a tus selfies de soñadora,
para decirte
¡cuánto te extraño!
II
¿Tenías que irte tan pronto?
No fue por tu voluntad, sin duda.
La naturaleza terrible
(y absurda ante mis ojos de padre)
esa mano implacable e indiferente
a nuestros deseos,
y que está
más allá del bien y el mal,
te arrancó sin piedad
el último aliento.
Y después de eso,
como un buitre negro
agitando sus alas,
una sombra vino a posarse
sobre mis ojos.
Mas en lugar de maldecir
tu prematuro viaje hacia la Nada,
agradezco el privilegio
de haber navegado en el mar
de tu sonrisa,
reconozco agradecido el haber sido testigo
de tu voz inteligente,
doy gracias por haber escuchado el rumor
de tu mirada incisiva,
esa que leía y descubría
a las personas tras sus máscaras,
esa mirada beatle
que todo lo entendía.
No me despido de vos
con un «para siempre»,
porque tengo la esperanza certera
de que vendrás a visitarme
un día de estos,
cuando yo,
venciendo al necio insomnio,
cierre mis ojos en la noche.
Y te veré.
Te abrazaré y te besaré la frente.
Estoy seguro,
hija linda,
de que te encontraré a vos,
más temprano que tarde,
bella y luminosa,
en un misterioso sueño.
*
Escrito por
Óscar Perdomo León.

*
***
El poema que les presentaré esta semana está lleno de belleza literaria y de un contenido profundo y meditativo, escrito por la mismísima Beatriz, y el cual me proporcionó su novio hace apenas unos días, mientras ella aún estaba viva e inconsciente en la Unidad de Cuidados Intensivos.
Esta publicación es, pues, un homenaje póstumo y poético a mi hija Beatriz Andrea Perdomo Pacas, quien falleció a la edad de 20 años el 03 de octubre de 2019.
Yo no sabía que Beatriz escribiera poesía. Me sentí asombrado y conmovido al enterarme. Ella era bastante reservada. La poesía en general tiene la característica de ser íntima y de desnudar el corazón de quien la escribe. Pero el contenido del poema, aunque es íntimo, también toca una fibra universal.
El mensaje en el poema de mi hija es poderoso y es hermoso porque en ningún momento se pone ella en la posición de víctima, por el contrario, enfrenta los hechos y una luminosa empatía abre vuelo en sus palabras: la preocupación de ella es acerca del probable sufrimiento de la persona que quedaría viva y hay un comunicado destinado a reconfortarnos. En este poema hay palabras de valentía. En verdad su mensaje es de amor cristalino.
Es bien probable que este poema mi hija aún lo estuviera trabajando, puliéndolo: El poema no tiene título y al parecer le falta una estrofa o una idea de inicio, porque lo que leerán a continuación empieza con un «pero».
Sospecho que no sea este poema el único que ella haya escrito.
Para efectos de identificación, yo me tomaré la libertad de titularlo «Caducidad».
NOTA. Este poema lo publiqué en mi muro de Facebook antes que en mi blog y fue compartido numerosas veces y hubo una gran cantidad de comentarios. Aunque no podré incluir todos esos comentarios, colocaré al menos algunos.
Óscar Perdomo León
*
CADUCIDAD
(Escrito por Beatriz Andrea Perdomo Pacas)
Pero algo que nunca tenemos que olvidar
es que tenemos fecha de caducidad.
Pronto,
nuestra fina tela comenzará a desgarrarse.
La llaga no se hará de manera abrupta,
sino poco a poco,
célula por célula,
rompiendo pacientemente cada ligamento.
Y cuando todo esto pase,
prometeme que no vas a tener miedo;
prometeme que vas a cerrar los ojos
y vas a inundar mis labios con los tuyos
como una ola en marea baja;
prometeme que vas a dejar que la luz de la luna
dance sobre nuestros cuerpos;
prometeme que,
a pesar de todo,
no vas a convertir en papel maché
nuestros recuerdos;
y lo más importante,
prometeme que vas a dejar que todo siga su curso.
Paciencia, amor, paciencia.
Y calma, mucha calma.
Pero mientras este estruendo llega,
dejate embriagar con mi sangre,
disfrutá,
vení,
cobijate conmigo,
que nos quedan bastantes granos de arena más.
*
Este martes mi publicación les trae tres trabajos poéticos dedicados a mi hija Beatriz Andrea Perdomo Pacas.
Los poetas son los siguientes: Flavio Menjívar, Henry Leonel Perdomo Escobar y Ana Mercedes Miranda Morán. Mis agradecimientos más sinceros para todos ellos.
Óscar Perdomo León
*
MINIPOEMARIO PARA BEATRIZ
Flavio Menjívar. Sigue leyendo «POEMAS DEDICADOS A BEATRIZ ANDREA»
Hace unos días fui invitado a leer unos poemas al Festival Internacional de Poesía Amada Libertad. Soy poeta de corazón, aunque nunca he publicado en papel mi poesía, sólo mis novelas. Acepté el honor de estar junto a otros poetas, aun cuando no creo en la lectura de la poesía en público (porque siempre he creído que la poesía debe leerse sólo acompañado de la íntima soledad). Sin embargo, entiendo que la importancia de estos festivales radica en que se educa al alumno sobre la belleza e importancia de la poesía.
Muchas gracias por haberme invitado.
*
* Sigue leyendo «LEER POESÍA. Festival Internacional de Poesía Amada Libertad.»
¿Qué es ese temor tan primitivo, incrustado en nosotros, como un susto estomacal efímero, pero que se prolonga por toda la vida?
Unos lloran ante lo desconocido, otros, ante lo que ya conocen de sobra.
¿Hay vida después de la muerte? Los que afirman que la hay no dejan —a pesar de todo—— de temerla.
¿No hay vida después de la muerte? No, no la hay, pues después del último suspiro sólo viene la descomposición y la Nada. Y los átomos alimentando la tierra.
El mundo está lleno de disensiones y peleas, mas unos y otros compartimos, hacia la muerte, el mismo temor ancestral.
Escrito por
Óscar Perdomo León.
*
Fotografía por O.P.L.
***

Esa tu calma reposando en un pilar de cemento, combinada con la belleza de tu cabello largo, con tus ojos como catedrales en una noche iluminada a medias, con tu cuerpo que es la Venus de Milo sin mutilar, más un gozo de sensibilidad humectada de hermosa sencillez cuando leés un poema y sumado todo a la callada mañana de invierno en San Salvador, fue lo que me hizo cantar en el interior de mi mente una grey de hosannas amorosas y tiernas, llenas de locura infantil, invadidas con fuerza y razón por un cometa mío que se llama entrega, mostrándome a mí mismo, el ardor lejano, la ancestral fogata interna.
Escrito por
Óscar Perdomo León.
*
Collage hecho por O.P.L.
***
Recorre las calles, los parques y las nubes,
camina por la cunetas y los árboles,
respira de todos
la indiferencia
y recibe,
en su rostro,
las salpicaduras de la tos,
de la brusca actitud de los transeúntes.
Ella, que está abierta y pura,
es la invisible
y es el vacío y la nada
y la piedra y el oxígeno.
Canta para no morir,
duerme por obligación,
sin sueño y por cansancio.
Sabe que lo efímero la derrumba
con la zarpa del tigre inevitable.
Mas un día despierta de lo aciago
y se desconoce frente al espejo:
una nueva mirada espontánea
la recoge del fango.
La esperanzada agua
le ha limpiado ya el rostro
y se ve de pronto volando en el universo infinito
al mirar cómo sus propios ojos sonríen
cuando disfrutan
de la alegría
de los otros.
Escrito por
Óscar Perdomo León.
*
En la fotografía:
Melina Balbuena.
Nota. No sé quién tomó la fotografía, pero es muy bella. Y aunque es una imagen no relacionada directamente con el poema, me parece que sí puede haber cierta conjugación afortunada.
***
III
Hay inmensos jardines hoy mirándonos.
Inventa mi saliva un remolino,
alimentando un cálido destino,
encima de un pezón febril y guiándonos
hacia todo el sabor que ya sabemos;
pero de novedoso siempre explota
en un tierno regalo y no se agota.
Hay luces en la mente en que nos vemos
perdidos y subiendo sin tropiezos Sigue leyendo «SONETOS III y IV»

I
Mi amor, la luna –círculo de plata-
contiene soledades y sollozos,
estrellas –asteriscos luminosos-
que siempre la rodean. Es la ingrata
piedra que rueda sobre los caminos
oscuros y templados, en tu ausencia.
Yo me dejo alumbrar y la impaciencia
pervierte mis ideas, mis destinos. Sigue leyendo «SONETOS I y II»

I
Abrir mis alas
para que nada pernicioso se acumule,
para que el viento arrastre
los disgustos
gratuitos
y distanciarme
de la belladona
y la cicuta. Sigue leyendo «CINCO PROPÓSITOS DE AÑO NUEVO»
Trepé a la copa
de un árbol de fuego
y desde ese lugar privilegiado
fui testigo de la escaramuza
entre el amor y el desamor.
Unos años después volví a verlos
en medio de la neblina densa
de las cumbres de Apaneca
y fingí
no reconocerlos.
Traten de entenderme:
hay terrenos borrascosos del pasado
que es mejor evadir y olvidar. Sigue leyendo «RAMAS Y FLORES»
Calla mi corazón
y absorbe
del centro de la energía
la serenidad.
Calla mi boca
y mis labios
secos de amor
almacenan palabras con esencia.
Calla la música Sigue leyendo «EL SILENCIO»
Tan cerca y tan lejos.
Un mar, un cielo, sin festejos.
Para poder cerrar
el círculo de una historia
es necesario unir los ingredientes
que en la evocación transitan.
Conversar de frente, sin evadir.
Callar, abrir los ojos y escuchar
la fase transitoria.
Abrazar un lápiz, un papel
y navegar en la conciencia
de la voz aleccionadora,
esa que nunca muere.
Hay quienes tratan de apagar la luz de tus empeños. Sigue leyendo «ÁLGIDO 2015 (Poema)»

Grises anaranjados,
oscuridad reluciente,
ojos imbuidos
en pensamientos felices,
amparo en el amor.
.
Vuela el corazón
sin ataduras
y la muerte que fue repelida
se ha inclinado
hacia otros rincones.
.
Sueña la Bea
con la mirada
psicológica,
sueña
con audaces caminos,
sueña con pétalos
amarillos
y
hierbas moradas.
.
Duerme la Bea
y descansa,
mientras relampaguea
mi amor
en vigilia.
*
Escrito por
Óscar Perdomo León
Veo tus ojos y me doy cuenta que son dos lagos oscuros
en los que podría ahogarme
o descubrir tesoros ocultos.
A veces quisiera mirar a través de ellos
y gritar en silencio
en el burbujeo de mi cabeza
los descubrimientos que hallaría en la intimidad
de su verdad.
Sin embargo, mis anhelos se marchitan
ante tu visual escrutinio.
Y al no poder radiografiarte,
me voy caminando,
enamorado de la noche,
muy despierto y lleno de tu energía,
buscando siempre donde amanecer.
Soy muy vulnerable a tus abrazos,
vos lo sabés. Sigue leyendo «TUS OJOS»