La mentira
es un veneno
que te inyectan por la espalda.
Es una sonrisa falsa
que te muerde
en la oscuridad.
Es la burla grotesca
que se disfraza de amor.
Es la sombra que no produce
clorofila. Sigue leyendo «LA MENTIRA»
La mentira
es un veneno
que te inyectan por la espalda.
Es una sonrisa falsa
que te muerde
en la oscuridad.
Es la burla grotesca
que se disfraza de amor.
Es la sombra que no produce
clorofila. Sigue leyendo «LA MENTIRA»
***
SERÉ
Deja de caer la lluvia esta noche,
sopla un viento delicado por las hojas
de arboles plantados en vacío,
llena de espanto se espanta la noche,
luna de plata que ilumina las casitas de barro,
llenas de miedo, de sombras… Sigue leyendo «SERÉ. Un poema de Lily Méndez»
Un acorde resonó en la oscuridad.
Miré de inmediato a mi guitarra,
pero ella estaba ahí en un rincón,
tímida y silenciosa. Sigue leyendo «EL ORIGEN DE LA MÚSICA»
Esa estrella gigante,
llena de vida y energía,
nos da la ocasión
cada mañana,
de perdonar y olvidar a quien nos hiere,
de escuchar la más bella música
o de hacer un favor a alguien…
Nos da el poder
de mirar con ojos profundos
nuestros propios defectos.
.
Para los Mayas
y otros pueblos antiguos,
esta luz tibia que viene de muy lejos
fue un dios:
Horus, Utu, Helios, Inti,
Xué, Tonatiuh, Magec…
.
Era el sol
la germinación de la existencia,
el padre de todo ser vivo. Sigue leyendo «HELIOS»
Es una casa de animalitos marinos
y es el destino de mis sueños piratas.
Su inmensidad es abrumadora
y sin embargo,
esta arena que no supera
a los miles de millones de estrellas
del universo,
colma mis ansias
de turista desvelado,
que acude al mar
como en busca de una respuesta.
Arena salada,
dispersa y viajera,
infinita para mis ojos
provincianos,
entendé que la gran ciudad de estrellas
en el cielo
mira con alucinantes ojos
nuestros pasos.
Ellas,
las estrellas,
entienden nuestra
pequeñez. Sigue leyendo «ARENA DE MAR»
Al principio parece inalcanzable
en sus caminos oscuros;
pero poco a poco ella,
la luna pálida,
se acerca a nuestros ojos
y cruza instantáneamente
nuestros corazones.
La luna es un misterio
que lentamente se ha ido develando;
y sin embargo, el enigma de su belleza
aún está oculto.
La luna es una mujer que vibra con la danza del vientre,
es una mirada que te quiebra el orgullo,
es una música que no sabés
por qué es tan sublime
y te hace llorar. Sigue leyendo «LA LUNA LO SABE TODO»
El ser humano es un animal como todo el resto de animales del planeta; pero el arte lo diferencia de todos los demás. Algunos seres del reino animal tienen la capacidad de aprender y hasta de ser creativos, pero hasta cierta medida. Nunca han alcanzado los niveles de complejidad y refinamiento en la creatividad como lo ha llegado a hacer el ser humano.
El gusto por el arte, la sensibilidad para apreciar y disfrutar una obra de arte, se adquiere poco a poco y con cierta educación, pero principalmente con la motivación que alguien provoque y cultive en uno.
En la política, actividad que debería ser el trabajo y la voluntad de servir a los demás, aquí en El Salvador en general se ve una gran falta de interés para resolver los problemas más urgentes, entre ellos el de la educación y la necesidad de elevar el nivel de cultura de la sociedad. Y se observa además, en gran medida, por parte de los políticos, la carencia de sensibilidad hacia cualquier manifestación artística. Sigue leyendo «UNA POETA EN SECULTURA»
Sentado en un rincón de la vida,
en un lujoso palco privilegiado,
acompañado por el silencio, la mirada crítica
y el corazón abierto al universo,
miré a mi familia, a los amigos y a los amores
pasar,
como en un desfile cristalino.
¡Cuánto me regocijé! Sigue leyendo «PALCO PRIVILEGIADO»
Un abrazo limpio y largo,
pudo darte más amor
que mil palabras.
No necesitabas escuchar
el término amistad,
si quien te hablaba
tenía la voz reposada
sobre el manto de la claridad.
Un adiós no duele tanto,
si hay aceptación
guardada
en el bosque azul de la sinceridad.
En una mirada verde y transparente
contemplaste la belleza del pasado,
las calles llenas de flores
que te llevaban directo
a este corazón
que alguna vez amaste. Sigue leyendo «UN ABRAZO PROLONGADO»
Todo lo echamos a perder.
Dejamos que la hierba buena se secara
y que la veranera se ahogara
en su propia aridez.
Yo veía impasible crecer
las telarañas en tu corazón
y vos mirabas
indiferente
como el pavimento de mi cabeza
se llenaba de una polvareda
rancia.
Ninguno de los dos
luchó con ganas
por quitar la maleza venenosa.
Y entonces
sobrevino lo indeseable… Sigue leyendo «UNO DE LOS DOS»
Escuchar la lluvia,
sentir su rumor constante,
percibir su humedad como algo muy cercano,
como algo demasiado adyacente
a mis labios
y a mis huesos…
Y al abrir los ojos,
saber con certeza que esa lluvia
no es más que un susurro
atormentado
en las paredes
de mi pecho.
Entender que la oscuridad
ya no me asusta,
porque yo mismo
me he convertido
en noche
tensa y desplegada.
Es que ya soy
penumbra que transita las habitaciones
vacías,
soy la sombra tenebrosa que,
ciega y amputada,
deambula disipada,
en la madrugada más fría. Sigue leyendo «YA NO ME ASUSTA LA OSCURIDAD»
Él sintió que los años
se habían ido en un respiro.
.
¡Tantos cosas,
tantos pequeños detalles!
.
Se dio cuenta que había perdido
los ojos más bellos, pero también los más crueles;
los labios más dulces, pero también los más ficticios;
el diamante inverosímil,
la joya más preciosa.
.
(Así son las diosas:
altivas y celosas,
bondadosas y sanguinarias,
llenas de amor,
pero también de rencores,
sin piedad
desde la médula…)
.
Y miró él
otra vez los años idos.
Todas las risas, los abrazos, las tiernas miradas, la lujuria compartida…
Todos esos años arrancados de un tirón y lanzados al olvido.
Todo el dolor cubriendo la alegría como una penumbra mordaz y terrible.
.
Un eco sonaba en su cabeza:
«Los años idos, los años idos…»
.
De pronto un pájaro cantó en la lejanía
y algo despertó dentro de sí
como una secular
epifanía.
.
Los años habían pasado, sí, pero comprendió que la vida
aún latía,
débil y golpeada, es cierto,
pero aún hervía,
con una ferocidad
y una nobleza
admirables,
en lo más recóndito
(y brillante)
del corazón.
.
Aspiró profundo,
levantó la mirada
y el horizonte
se abrió
prodigioso.
***
Óscar Perdomo León
***
***
El amor,
me refiero al amor verdadero,
no a la falsa copia
que portan muchos,
el amor, ese amor del que les hablo,
es una llama
que no se apaga,
es un grito
en el corazón
con un eco eterno,
una ternura que lo perdona todo,
una raíz inextraíble,
fuerte y poderosa
que bebe de las aguas profundas
de la empatía
y la sinceridad.
El amor es una ley del universo
que no fue tomada en cuenta
por la cosmología.
El amor está en mi pecho
como un latido inextinguible
y ningún agujero negro
podrá consumirlo
en sus bestiales entrañas.
Viviré luchando.
Me moriré luchando.
Y cuando muera,
ese amor, por fin, se irá conmigo,
mas renacerá en el recuerdo
y en el pecho
de alguien más,
inacabable,
hereditario,
genético
y verbal.
El amor…
ese amor del que les hablo…
***
Óscar Perdomo León
***
Mirar pasar el tiempo
y saber que un desconocido
día
cerraré los ojos
para unirme
a la energía inmortal.
Ser el alimento
de una planta o un gusano,
ser entonces ya una parte simple
del universo.
Cantar un verso
y hacerte mía
aunque sea un último día
en un mundo inverso.
¿Qué es la felicidad?
Es escribir la letra
de una canción
honesta
que toque tus entrañas
y que muestre
tu rostro
como en un espejo.
El tiempo
sigue corriendo
y la incertidumbre
está
a la vuelta de la esquina.
Pero hay algo que es seguro:
el mundo seguirá
aun cuando mis huesos
hayan desaparecido.
Los siglos pasarán.
Las montañas morirán
y otras nacerán.
Mas el poema
de la energía universal
seguirá generando vida
en éste
o en otro planeta.
Todo y nada.
Nada es para siempre,
todo cambia, todo cambia…
Los ríos fluyen hacia el mar
y la luna gira
hermosa y misteriosa
esta noche
en mi pupila.
***
Óscar Perdomo León
***
Hay un canto fuerte y tenaz,
una voz intensa que brilla
y que se desliza
por los impávidos techos
de los locos
y los soñadores.
Es un canto
que juega en el arcoíris,
que se mete en las cuerdas de la guitarra
y en la sonrisa de las niñas.
Es un canto
que hechiza
los labios de los enamorados.
Es un canto dulce y sincero,
transparente, juguetón y vivaz.
Un canto hermoso,
el mejor de todos:
es el amor.
***
Óscar Perdomo León
***
***
I
Aunque a veces parezca que no te quiero
te llevo en la punta de mi lengua y de mis versos.
Aunque a veces parezca que no te quiero
he memorizado el olor de tu piel como mi melodía más querida.
Aunque a veces parezca que no te quiero
para mí toda la brisa del hombre y la mujer somos nosotros.
Y aunque nuestras vidas sean dos ríos que divergen
sé que al fin un día nuestras aguas
han de llegar al mismo mar.
II
Tu nombre sonríe.
Yo lo pronuncié en cursiva para que se me fuera la soledad;
pero me siento como un niño perdido en un desierto gritando un nombre,
gritando un nombre…
Infinita mirada oscura, interminable ilusión,
desde que te conocí y te sentí lejos
te agregaste sutilmente a la angustia que mantengo.
Yo, ciego de grandes dimensiones,
lúgubre palabra de amor,
vértigo interminable,
espejo roto en mil pedazos,
espero
un oído abierto
a mis versos,
una piel
en la cual guarecerme.
La noche con sus espinas de hielo, se inserta en mi cuerpo.
El sueño se me muere.
Fumo…
lloro…
y tu rostro me parece
una imagen que soñé.
***
Óscar Perdomo León
***
Noche, caótica estructura donde se desarrollan mi locura y mis ansias, fuente del abismo donde caigo, perfume que me aroma por momentos… Poblada de grillos cantores envolvés con tu sinfonía las largas horas de espera… (¿Dónde están tus ojos? ¿Qué observan? ¿Qué móviles ideas corren y se entrecruzan en tu mente? ¿Estoy en alguna de ellas?)
Noche: caótica estructura donde se desarrollan mi locura y mis ansias…
(Cerré las puertas del sueño y corrí y corrí por las negras praderas, rompiendo el aire frío, los canales de agua vital bebiendo, los poemas de amor amando… Recordándote siempre -oh, lejana-, reconquistando tu presencia…)
(La madrugada cae como un vértigo negro… Cauterizo mis heridas escribiéndote, creyendo que cada letra que hago explotará telepáticamente en tu cerebro como el placer más bello que se ha inventado; pero todo ésto es sólo una fe dolorosa, un desgarramiento íntimo, un papel amoroso.)
Noche: hay en tu cuerpo una grey de astros musitando los secretos de un cosmos desconocido que vibra de vida y de movimiento.
La luna y las estrellas bailan la eminente danza espacial -¡gravitación de acordes infinitos!
Óscar Perdomo León
***
***
Ahora que lo he perdido
puedo ver en todas partes
las facies del amor.
Estuvo siempre ahí, constante
y presente,
con su rostro inconfundible, pero vedado
para mis pupilas primitivas.
Su rostro estuvo en una
y en muchas mujeres.
Y en todas, como en la misteriosa, la efímera rosa,
en sus bocas
estaban presentes y camufladas
la espina y la sonrisa.
Ahora que he perdido a mi amor
me duele el recuerdo de las sonrisas
y de la piel me brota y gotea un líquido rojo y espeso:
las espinas me rayan profundo,
hasta la dermis,
para que la cicatriz se forme
como una memoria tangible,
como una prueba irrefutable del beso
y el amor
perdidos para siempre.
Y sin embargo,
abro los brazos al futuro
y recibo los nuevos ojos
y la nueva boca
(sensual como un pétalo)
para que retocen junto a mi rostro
que aún brilla
de esperanza.
***
Óscar Perdomo León
I
Hermana, hermano, den su mano a esta criatura dolorida,
a esta media mirada
que gotea una lágrima.
Mi tristeza es un panal amargo, un colibrí con alas rotas,
una mirada perdida
en ninguna parte.
II
Mi rostro fue cortado.
Una mitad solloza
y la otra cayó en la basura.
No importa.
Creo que como una estrella de mar o una lagartija nerviosa
regeneraré un día en mi cara
la sonrisa.
III
Los días avanzan incansables,
-directos en su misión-
implacablemente
buscando mi muerte.
Los días no se equivocan. Llegarán a su destino.
IV
Mientras tanto, con la mitad de vida que me queda,
abrazaré la música,
besaré a mis hijas,
devolveré a mi madre
una palabra amorosa.
V
Hermana, hermano: gracias por no soltar mis dedos.
Amigo lejano: gracias también. Tu cercana presencia alivió mi angustia.
Ahora estoy seguro:
mi rostro mutilado
emergerá
de las tinieblas.
***
Óscar Perdomo León
Cerremos las ventanas y las puertas,
abramos el corazón y los sentidos,
subamos hasta el vértice del orgasmo
y bajemos la guardia para siempre.
Que esto no es la guerra,
que la emoción de mi sangre no es la muerte,
que ese gesto tuyo y febril no debe reprimirse:
desde hace varios años la vida vibra en nosotros.
Todo movimiento es ahora explosivo, es agradable, es gratificante.
Nada podrá inundarnos de frío, algo en el pecho nos da la fuerza,
todo en derredor propicia el amarse.
Arriesguemos en secreto muchas cosas,
que te quiero y no hay razón más convincente.
***
Óscar Perdomo León
***