MI DUELO. Poema de Giselle Duchesne

Esta semana publico aquí el poema de una amiga, Giselle Duchesne, cuyo padre falleció hace un mes, en medio de toda cuarentena mundial, razón por la cual no pudo estar en su funeral.

MI DUELO

Vuela una golondrina liberada
el espíritu que se estira hacia el cielo índigo
que se quiebra, trina grita canta
gorjea con la garganta herida
la infancia lejana
el recuerdo que se encaja en una cuerda frágil

El duelo mío es una espiga en el fuego
una aguja en el silencio que nos habla en el oído
un muro escabroso en el alma que nunca ha partido
la voz que no llega al otro lado
el cuerpo que no se mueve con la sombra

La muerte es el eclipse entero
tu silencio que crece como la hiedra
mi duelo mi pena mi entierro
mi despedida truncada como la rama de un árbol
es como una vela inagotable
una bujía luminosa
raíces en el agua
que se desprenden
para vivir siempre juntos

***

MI DOLOR. Poema de Giselle Duchesne

Atiquizaya 27 y 28 junio 2015 IMG_6683
Esta semana presento en mi blog un poema de Giselle Duchesne.

Poema dedicado a la niña Beatriz Andrea Perdomo Pacas, quien partió muy temprano, pero su espíritu quedará para siempre.

 

“Mi dolor tiene cara de rosa,
de primavera personal que ha venido cantando.”
Roque Dalton

MI DOLOR

Mi dolor es un pozo mudo

Mi dolor es la alegría hecha escombros
una niña angustiada mirándome
un globo de helio alejándose
como peces en el mar sin fondo
escamas en el alma

Mi dolor es como una ola desgarrada en el mar rocoso
la rosa desangrada
espinas que me desvelan

Oh mi dolor es un muro de hiedras
un bosque lluvioso
una luciérnaga viajando
emigrando
como un capullo encendido
en la multitud

Mi dolor resplandece

*

Escrito por Giselle Duchesne.

Giselle Duchesne.

Giselle Duchesne, nació en Puerto Rico y vivió unos años en Canadá. Estudió en la Universidad de Puerto Rico. Hace 27 años que vive en Estados Unidos con su familia, en Washington, distrito de Columbia.

***

ME ACERCO A VOS. Poema

Beatriz Andrea Perdomo Pacas 1

ME ACERCO A VOS

 

I

Tendré que hablarte
con palabras que no sé cómo usar,
con el lenguaje de las musas y la trova,
con el idioma de las alas
y los cantos,
cubierto con la espuma de los mares
y bajo un manto

beatriciano y lírico,

entonces tal vez
alcancés a escuchar mi voz quebrada,
mi voz que es una lágrima rota
rodando en aquella mañana amarga en Máxima Urgencia
en que tomé tu mano
(que me hablaba de mil cosas ininteligibles)
y vi por última vez

tus ojos
abiertos y conscientes.

Me acerco a vos,
contradictorio y triste,
bajo la sombra
de este que soy,
este otro que soy y que no era antes

de tu partida.

Me acerco a tu recuerdo
y te hablo,
aun cuando estoy al tanto
de que este diálogo con vos
no es más que
un aciago soliloquio.

Pero me acerco a tu oído
de poeta,
a tu sonrisa sincera,
a tus selfies de soñadora,
para decirte
¡cuánto te extraño!

 

II

¿Tenías que irte tan pronto?
No fue por tu voluntad, sin duda.

La naturaleza terrible
(y absurda ante mis ojos de padre)
esa mano implacable e indiferente
a nuestros deseos,
y que está
más allá del bien y el mal,
te arrancó sin piedad
el último aliento.

Y después de eso,
como un buitre negro
agitando sus alas,
una sombra vino a posarse
sobre mis ojos.

Mas en lugar de maldecir
tu prematuro viaje hacia la Nada,
agradezco el privilegio
de haber navegado en el mar
de tu sonrisa,
reconozco agradecido el haber sido testigo
de tu voz inteligente,
doy gracias por haber escuchado el rumor
de tu mirada incisiva,
esa que leía y descubría
a las personas tras sus máscaras,
esa mirada beatle
que todo lo entendía.

No me despido de vos
con un «para siempre»,
porque tengo la esperanza certera
de que vendrás a visitarme
un día de estos,
cuando yo,
venciendo al necio insomnio,
cierre mis ojos en la noche.

Y te veré.
Te abrazaré y te besaré la frente.

Estoy seguro,
hija linda,
de que te encontraré a vos,
más temprano que tarde,
bella y luminosa,
en un misterioso sueño.

 

*

Escrito por

Óscar Perdomo León.

Beatriz Andrea Perdomo Pacas 3

*

***

LA SOLEDAD

LA SOLEDAD

La soledad no es estar solo.

 

La soledad es el vacío

en la mirada,

la caricia suspendida y flotante,

paralizada,

la boca reseca de besos

abortados,

el deseo reprimido

de un abrazo.

 

La soledad es la ausencia

de susurros íntimos,

es hablar con uno mismo

en segunda persona,

es gritar sin sonidos

la felicidad

ausente.

 

Y el frío,

tan efímero en el trópico,

se esconde eterno

en el pecho.

Y en él,

la soledad

es la presencia del desgano,

el rostro de lo oscuro,

el camino perdido. Sigue leyendo «LA SOLEDAD»

SÓLO EL TIEMPO

SÓLO EL TIEMPO 1

Cerrás la puerta y abrís el corazón.

 

Sabés que en la soledad

podés llorar.

 

Ponés esa canción que nunca olvidaste

y que vuelve una y otra vez

y es parte ya,

no del repertorio musical del que te jactás,

sino de tu sangre.

 

Y llorás y llorás

como árbol que se deshoja.

 

Y no sabés si estás triste

o maravillado

por tanta belleza

o por los recuerdos.

 

Y en la distancia impuesta,

que sólo el tiempo sabe de verdad como imponer,

mirás los puntitos que se mueven

dentro de tu cabeza

y que son efectivamente vos

y los demás,

corriendo en la lejana

niñez perdida.

***

Escrito por

Óscar Perdomo León

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En la fotografía: Carlos Romero Cárcamo (de sombrero), al extremo derecho Wilfredo Escobar  y, al centro, yo.

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